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- 66 - para las mujeres que con modas inhumanas en vestidos, cal– zados y corsé y con su vida inactiva y muelle van debilitan– do y atrofiando cada vez más esos poros y músculos! Es cosa muy extraña que un homhre tan sabio y tan buen naturalista como el Dr. Lahamann, no se haya fijado y ocu– pado algo más en el estudio de las causas de estas frecuentes-– enfermedades de señoras, y digamos de señoras de buena posición, porque las pobres mujeres que deben dedicarse al trabajo uo tienen tales calamidades por ser su vida mu– cho más activa. Se comprende muy bien que una señora de edad avanzada tome coche o automóvil para ir a la iglesia o a cualquiera reunión social; pero que una joven llena de vida y de salud adopte esa costumbre, es uno de los más perniciosos errores da la época actual. El Dr. Lahamann continúa hablando de las operaciones· y dice así: «Hoy día se opera con el mayor gusto al menor desarre• « glo observado en el organismo de la mujer; y entre los « medios radicales se encuentran la incisión del vientre y la « s¡,¡tura de la matriz a su pared; pero con eso _no se nota « ningún mejoramiento y por fiu las señoras acuden a los– « médicos que no operan. Mientras tanto, no sólo se ha per– " dido tiempo precioso y mucho dinero, sino también la con– « fianza en el arte de la medicina. «La operación de cambio de situaciónpor sutura de la matriz. « ala pared del vientre,hoy día tan en boga, es considerada en « estos últimos tiempos como gravísimo impedimento y peli• « gro de vida en los partos. Por consiguiente, todo aquel que « piense en el porvenir y no quiera dejar a las señoras com– « pletamente inutilizadas para su misión de madres, jamás « deberá practicar la «ventrifixación». (*) (*) El Dr. Lahamann parece como que predica en desierto pue<:– hoy como ayer, sus colegas siguen operando a cuantas señoras caen en sus manos; y vencen con la mayor facilidad todas las dificulta– des y escrúpulos, diciendo a la víctima que ya no p-uede tener fa--

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