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- 58 - « grientos y la gran simpatía con que serán acogidos por el « público (',:·). «La actual manía por las operaciones ginecológicas ha « traído como consecuencia muy grandes miserias a la fami– ., lia y a la sociedad; y muchas señ.oras y señ.orit.as de las « presentes y futuras generaciones tendrán que sufrir por « esto el debilitamiento, la histeria y otros males. «Antes se empleaba el irrigador en los casos de flores blan• « cas y otras irritaciones; y por cierto, prestó buenos serví– « cios. Hoy día está ya abandonado; y el especialista a quien « se confía un caso ginecológico, como por ejemplo una neu– « ralgia del ovario o de la matriz, no encuentra otro medio « mejor para salir del paso que el del consabido anillo. «Ciertamente son frecuentes los casos en que los dolores « desaparecen en seguida, ya porque el especialista ha po– « dido favorecer y estimular 1a circulación de la sangre en « los órganos de la pelvis, ya también porque el anillo ha « lle~ado a cumplir con el objeto de sostener esos órganos, « restableciendo así la calma y la tranquilidad. Pero también « desde ese mismo momento se ha agravado mucho más un « considerable número de señoras y sefioritas. •1.En estos casos, no es el ginecólogo el que se puede formar « juicio exacto, sino el neurópata, por ser la mujer tan df:>li· « cada para manifestar su mal al primero. Sólo la idea y el « recuerdo constante de ese anillo, que supone una grave en– « fermedad, convierte a las más alegres y felices mujeres en « seres tímidos, desconfiados, desgraciados y casi desespera– « dos. Seguramente los ginecólogos conocerán muchos de « esos seres ... «En cuanto a las operaciones, no se debiera pensar en ellas « sino en casos rarísimos y extremos y cuando no hubiera (*) «El ginecólogo del porvenir .. > no ha llegado todavía y se es– pera con vivas amias su aparecimiento. Todos los abscesos y tumores que se forman en el cuerpo humano sin lesión especial, pueden ser curados sin operación, por el trata– miento del agua.