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PROLOGO El Padre Tadeo de Visent es ¡nédico a la fuerza. Su vocación, sus inclinaciones, su convencimiento lo radi– cftron en el claustro, de donde pensó que no saldría nunca. Pero lo sacaron sus enfermedades y lo llevaron al Sanatorio Kneipp, en Worishoffen. Allí, al conocimiento que por experiencia propia había ido adquiriendo de la1~ dolencias, durante su juventud, agregó el de los medios de prevenirlas en el tiempo oportuno y de curarlas cuando ya se han adue– ñado del organismo humano Kneipp, el mago del agua fría, no tuvo secretos para él y le comunicó. toda su cienc.ia . Y cuando el Padre Tadeo volvió al querido retiro, la puer– ta de su celda quedó entreabierta, porque le impidieron ce– rrarla del todo su caridad compasiva, por una parte, y por la otra, la voluntad de los supe:-iores y los ruegos incesantes de los enfermos que de mil lugares acudían a él, cuando ya ha– bían perdido la esperanza en otros hombres y otros sistemas. Su venida a Chile, su permanencia en sitios tan descono– cidos como Pelchuquín, Puerto Domínguez y otros no le sir– vieron de nada para conseguir su objeto de vivir solo, des– conocido y feliz con aquella felicidad que los antiguos monjes condensaban en esta fórmub,: «¡Beata Solitudo, Sola Beati– tudo! ¡Feliz Soledad, Sola Fe3ioidad!» Porque apenas el Padre Tadeo llegaba a algún pueblo o despoblado, aparecían via-

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