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- 22 - car el cuerpo, pues la humedad que queda en él favorece a la reacción y es muy provechosa para el sistema nervioso. Después de vestirse, se secan bien aquellas partes del cuer– po que quedan expuestas al aire, como son las manos, la cara y la cabeza, y se procura calentar otra vez el cuerpo del modo antedicho. Sería muy perjudicial permanecer in– móvil en sitios húmedos o fríos; y si la persona sometida al tratamiento es enferma que no puede moverse para hacer la reacción, podrá quedar en alguna habitación abrigada o guardará cama durante media hora. Las horas más convenientes para los bafios son: por la ma ñana, en seguida de levantarse de la cama; y luego, como a las diez. Por la tarde, la mejor hora será la de las tres. De todos modos, las aplicaciones se harán siempre siquiera dos horas después de haber comido o almorzado; y si la diges - tión es lenta y dificultosa por la debilidad del estómago, bueno será esperar unas tres horas. La parvedad o desayuno de la mafíana no impide el bafío ni está sujeto a esta regla. Los baños recomendados en este libro son los siguientes: frotación, riego.'!, envolturas y vapor. FROTACION Este es el bafío más importante tanto para el aseo como para la salud del cuerpo; y pueden hacer uso de él, sin el menor peligro y con mucho provecho, lo mismo los niños recién nacidos como los ancianos nonagenarios, lo mismo los sanos que los enfermos. Hasta los mismos moribundos sienten mayor alivio con la frotación que con toda otra cla– se de remedios. En tiempos de epidemias, pestes o enfermeda– des contagiosas y en el trato de enfermos peligrosos, no hay mejor preservativo que la frotación. Por lo menos yo puedo asegurar que durante los 25 años que sigo la costumbre de hacer la frotación diaria, gracias a ella, en todo ese tiempo no he sufrido ninguna enfermedad de cuidado. Y hay que t .óUer en cuenta que en los muchos afíos de misionero en el Sur de la República, he tenido que soportar muy rigurosos

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