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-9- estóm1:1,go, tan raras en otros países, sean aquí tan comunes y ordinaria8 hasta en niños de corta edad. No se alimenta me– jor el que come mucho o co:i. frecuencia, sino el que mejor asimila, y para esto, es necesario comer despacio y con mo– deración, triturando bien loa alimentos, ya que la primera digestión se hace en la boca. Una persona que se dedica a trabajos algo pesados o tien'3 sus ocupaciones al aire libre, necesita sin duda más alimen– tación; pero ordinariamente 3ucede que las gentes más ocio– sas y desocupadas son también las más golosas y, por con– siguiente, las que más sufre::i d.el estómago. Siempre hay que tener p::-esente qué los guisos muy con– dimentados, todos los exitantes y las bebidas alcohólicas son verdaderos venenos para el ~stómago. Véase lo que al tratar del cáncer del estómago d;go de los manjares demasiado calientes. Gran cuidado debemos tener también con ciertos alimentos crudos, especialmente los de cerdo o chancho y la leche tomada al pie de la vEtca que muchas veces son causa de enfermedades terribles com<1 la tisis, la sífilis y la lepra. ·' El autor de estas líneas -:uvo la suerte de comer, du:uante · muc.ho tiempo, con el mismo cura Mons. Sebastiác Kneipp. En su mesa se servía siempre comida buena y abundante, pero sana y sencilla, evitando siempre las aliños y exitan– tes. La única bebida que tomaba durante las comidas, se reducía a un par de cucharadas de chicha de miel, no per– mitiendo nunca que se le presentara te o'café. El vino, so• lamente se vió una vez como cosa muy extraordinaria y fué cuando el finado rey de Fortugal regaló a Mons. Kneipp algunas botellas. Sometiéndose a este régimen alimenticio y practicando el sistema hidroterápico recobró la salud el Archiduque José de Auetria. Este señor, s9gún tuvimos ocasión de oírlo na• rrar a él mism~, sumamen-:e enfermo de r~umatismo gotoso y desahuciado de los médicos, fué salvado por Mons. E,".neipp que, desde entonces, encontró en el Archiduque su mejor . bienhechor y su más fiel amigo. No sólo el .Archiduque, sino también su familia y toda su coite tuvieron que aceptar el

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