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- s - nas o peras cocidas. Desde el sexto mes, se le pueden dar ya frutas cocidas; pero no se puede recomendar en modo algu– no la carne o el caldo hasta que haya cumplido los dos años. Otro error bastante generalizado es el de creer que la criatura está mejor cuando se le proporciona alimento con mucha frecuencia. Lo más acertado será darle, tres veces al día, la sopa de leche con harina; pero además de estas tres comidas principales y con intervalos de dos horas por lo me– nos, se le puede dar el alimento materno o leche pura de vaca dos veces al día. Y todos los días, a las lU de la maña– na y a las dos de la tarde, se le hará toma,· un poco de agua fría con azúcar, cuya cantidad dependerá de la regularidad de las funciones corporales. Un niño sano no necesita alimento ninguno durante la no– che; y si se le ve despierto e inquieto, y comienza a llorar o gritar, no siempre se ha de suponer que la necesidad de alimento sea la única causa; y por eso, conviene investigar primeramente si la inquietud del niño es motivada por algu– na causa exterior como,por ejemplo, el exceso de ropa, algún defecto de la cama, una postura incómoda, o la falta de ·aire puro y libre respiración que, para dormir tranquilamente, es a todos indispensable. ALIMENTACION DE LOS ADULTOS Ante todo, me atreveré a decir que hay en Chile un vicio muy generalizado, que es la glotonería. Se come mucho, se come demasiado, se come de t9do y a todas horas. Esto se ve muy claro cuando vamos de viaje. Un extranjero, hará un trayecto co.mo el de Santiago a Con– cepción, por ejemplo, sin tomar otro alimento que el almuer– zo de costumbre; pero algunos chilenos, no contentos con eso, tendrán cuidado de llevar consigo el canasto de provi– siones; y aun todavía, en cada estación, comprarán dubes, frutas, tortillas, empanadas y todo lo que se les pone ante los ojos. Por eso se explica fácilmente el que las enfermedades del

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