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- 161 - aparece tan patente la inutilidad e impotencia del trata– miento alopático. Qos veces he tenido ocasión de combatir esta epidemia en uno de los pueblos en que he residido. La primera vez de– sapareció el flagelo sin hacer otras victimas que un hombre, que vino de otro pueblo ya enfermo de ·viruela, una criatu ra de poca edad y una pobrn mujer que la cuidaba por ca– ridad. En cambio, la segunda vez, hizo mayores estragos esta enfermedad y murieron muchísimas personas por culpa de un solo hombre que, apoyándose en su autoridad munici– pal, se opuso a mis prescripciones y consejos que tanto bien hicieron la vez anterior. Pero téngase en cuenta que tampo~ co en esta ocasión murió de la enfermedad ninguna de las personas que seguían el tratamiento hidroterápico, ni aún aquéllas que por caridad se dedicaban al cuidado de los va– riolosos; y si alguien la contrajo, fué de modo muy suave y transitorio, gracias a l&.s aplicaciones de agua. No han sido pocos los ensayos y estudios que han hecho los médicos para preservarnos de esta enfermedad, o mejor dicho, para producir er. el euerpo humano un estado tal, que pueda protegernos contra ella. Pero todos esos ensayos y estudios han sido trabajo inútil y tiempo perdido. No creo suficientemente probado qtÍe la vacuna sea un remedio o antídoto ~ontra la viruela, porque, si es cierto que esta epiqemia ha perdido su intensidad en estos tie~pos, esto puede haber sido más que por la vacuna, por la mejor observancia de las condiciones hig·iénicas y reglamentos de salubridad. No debe, pues, extraflarnos que algunas de las principales autoridades médicas de Europa se opongan te– nazmente a la vacunación, declarando que la linfa de vaca o de ternera que en ella se emplea, es la causa de la mayor parte de las enfermedadeB modernas y del decaimiento o debilitamiento de toda la humanidad. Citaremos en primer lugar al célebn, Dr. Cruwel, de Ber_ lín, el cual aseguró bajo juramento y como perito de un pro . . ceso, que toda vacunación es un envenenamiento sifilítico; y que el inventor de la vacuna, Jénner, s_acó su linfa de las 11

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