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153 :_ parte por todo el árbol a~terial hasta los capilares, p1rnto de partida elegido para nuestra exposición. La duración de la circulación normal de la sangre es, más o menos, de 23 segundos; y estas funciones corresponden a las 72 pulsaciones por m~nuto. La sangre toma sus materias nutritivas del estómago, de los intestinos y del oxígeno de los pulmones; y la salud del hombre depende de Ia calidad de la sangre y de la regulari– dad de la circulación. Según esto, habrá quebuscar las cau– sas de las enfermedades en la il'regu laridad de la cil'cula– ción, en la acumulació11 o estancamiento de la sangre en al– gunas partes del cuerpc y en la variadón de la calidad y composición de la sangre. Cuando la alwración se verifica repentinamente, tendrP,– mos una erderrnedad aguda; y cuando esa alteración se pro. 'duce lentamente tendremos una enfermedad crónica. De todo lo expuesto se podrá deducir que el sistema de curación que tenga mayor influjo sobre la sangre será, sin duda, el más eficaz; y no es suposición temeraria afirmar que el sistema hidroterápico es el primero y el más eficaz de todos. El cambio y mejoramiento de la sangre no se consigue nunca con drogas alopáticas, pero sí con aplicaciones de agua fría. El agua, aplicada exteriormente, influye muchísimo en la temperatura de la sangre y ayuda al organismo en el esfuer• zo que naturalmente hace para librarse de todas las materias morbosas, abrier1do los poros para darles. salida. Al mismo tiempo, los poros y sus pequeños e innumerables órganos de respiración, toman del agua el oxígeno que necesitan. El iJgua hervida no contien1;i ya oxígeno; y por consiguiente, en vez de a\'Ívar los poros, los deja debilitados. Nos extenderíamos demasiado si quisiéramos hablar de los efectos que producen las distintas aplicaciones de agua; pero el lector interesado podrá encontraÍ' explicaciones más detalladas en las diversas enfermedades. Aumenta11do la tempen1tura de la sangre, tenemos ya el
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