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152 - tamiento y en poco tiempo quedó buena y sana y pudo tre• par por altas y escarpadas montañas. -No es posible señalar aplicaciones determinadas para efsta enfermadad, porque es necesario examinar su estado, causas y antecedentes; pero a todos los que la padecen pue– do aconsejar mucho movimiento y ejercicio, pocas horas de sueñ.o, nada de ligas o prendas ajustadas, alimentación sencilla, buen aire y frecuentes aplicaciones y baños de agua fría, según la edad y condición del enfermo. ENFERMEDADES DE LOS VASOS SANGUÍNEOS FIEBRE La sangre, llamadacon razón fiuírlo nutricio, es uno de los elementos esenciales de nuestro cuerpo, que sostiene la vida de los órganos y suministra a todos los tejidos lo necesario para su formación y reparación. Para que la sangre pueda nutrir los órganos y recobrar -al mismo tiempo las fuerzas que pierde en sus operaciones, es necesario que esté animada de movimiento contínuo para ser Nevada a todos los puntos del organismo y vol ver des– pués a un centro especial, que es el aparato respiratorio, donde experimenta la acción vivificante del aire atmosféri– co. Ese movimiento constante de la sangre es lo que llama-. mos circulcw1ón, y se verifica siempre en la misma dirección por el aparato circulat0rio. He aquí el trayecto que recorre en una vuelta completa: La sangre, des_pués de atrnve.,ar los capilares, recorre el sbtema venoso y entra por las venas cavas en la aurícula derecha. De aquí pasa al ventrícJlo del mismo lado, el cual la impele a la arteria pulmonar. Llegada a los pulmones, se vivifica por el contacto del aire y, de venosa e inepta, se convierte en nutricia o arterial, volviendo porlas venas pul– monares a la aurícula izquierda., De éRta, pasa en seguida al ventriculo respectivo y de allí a la arteria aorta que la re-

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