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VARICES. Era antes mal de viejos; pero hoy día es común entre los jóvenes o, mejo1; dicho, entre la13 personas rica¡,_ y acomoda– das a las que el reposo y lEt ociosidad coagula la sangre, so– bre todo cuando está más o me1tos condensada por influjo sifilítico. En P. me consultó un jóven recien casado si lo conside– raba capaz de hacer un viaje a Europa puesto que, aquí, los facultativos habían agotad:::i ya todos sus recursos. Con gran dificultad logré convencerle de que su en– fermedad no era tan grave como él creía; pero muy pronto empezó a conocer la eficacia del agua. Claro está que lle– vaba puestas las medias de goma; y al ordenarle yo que las dejara me contestó: •Es imposible, Padre, porque en cuanto las quito se me hinchan las piernas y se me abren fa:s várices; y si quisiera presc.indir de esas medías, le aseg·uto que ú,ndaría cojeando un mes entero».-«No 'un mes, le tj.ije yo, tal vez un afio tendrá que andar Ud. cojeando».- Y así fué en verdad, pues más de un afi.o anduvo rengueando nues– tro caballero; pero al .fin 3e curó perfectament~; y aunque han pasado ya muchos añcs, todavía no ha necesitado reme– dios ni medias de goma. Con ayuda de tres personas se acercó a mi'escritorib una joven, madrn dé much0s n 'fi.os ; y, aunque su cuerpo era ro busto y bien formádo, ni siquiera con muletas podía dar un paso, porque tenia las piernas completamente llenas de vá– rices. Los doctores)e habían prohibido todo movimiento: Una vez más, triunfó el sistema hidroterápico; y, esa·sefi.ora, subió todas las cuestas y los cerros más altos de Constitución me jor que otras personas sanas, al poco tiemP,O de haber empe– .zado el tratamiento. También vino de T. con ulceración terrible en' las piernas una sefi.ora alemana, que durante muchos ali.os había· Rufri– do· continuas y diarias des:nfecciones, sin obtener el menor alivio. Fastidíadct y descsp•'lr,vla, q11i~o prob,ü• nuestro t,fa

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