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- 136 - días, se presenta la crisis que decide entre la vida y la muerte. No faltan tampoco autores de hidroterapia que sefíalan este tiempo como término de la enfermedad. Así, por ejemplo, uno de esos autores, que recientemente ha escrito sobre el tifus, dice: «... su duración es de cuatro « semanas y rara vez de seis. Con frecuencia, el enfermo « empeora porque los bacilos recobran las fuerzas. El pecho « y el bajo vientre presentan a veces manchas granujosas « que desaparecen bastante pronto». ¿Cómo sabe este autor que la duración de la fiebre tifoidea es precisamenté de cuatro o seis semanas? Si no, se puede determinar la duración de las demás en– fermedl'! rif's, ¿habrá excepción para el tifus? Creo que la uniformidad de opinión entre el alópata y el hidrópata, se funda en un falso tratamiento de los enfermos de tifus. El autor hidrópaJa dice al fin del párrafo citado: «bébase agua en gran cantidad» y nosotros decimos: «si se bebe agua fría o cualquiera otra bebida refrescante, sea en cantidades las más pequefías o absténgase completamente de ellas y será mucho mejor,,~··. l!.;l enfermo siente calor y sed, pero el agua fría y abun– dante debilita cada ,vez más su estómago y lo que importa es avivarlo y fortalecerlo. En un caso grave de fiebre tifoidea, me llegó a decir cier– to médico amigo mío:. « Estos enfermos sienten mucha sed y « hay que. darles. vino en abundancia». Yo opinaba de dis– tinto modq y pregunté al enfermo a cuál de los dos quería · seguir. Como contestase que prefería someterse enteramente a mi juicio, le. privé de toda bebida fría. y la enfermedad desapareció a los trece días; y eso que, como he dicho, era un caso bien grave. ¿Quiere decir esto que debemos dejar sin alivio al enfer– mo? ¡Nada de eso! Se puede apagar la sed eficazmente con aplicaciones extem!ls, como lo voy a explicar. ¿Cuál será, ·pues, el tratamie11to de los enfermos de fie,

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