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-· 121 - Uds. cómo ese informe irá a parar al canasto de papPles inútiles de algún escritorio sin qtre nadie tenga la menor noticia de él». Efectivamente; han pasado 36 año's y nadie lo ha cono– cido. Ningún diario, ninguna revista, ningún libro o folleto ha publicado aquel documento. Y, sin embargo, el hecho re– latado habría. tenido consecuencias importantísimas y miles de enfermos SE habrían podido librar de esta .terrible enfer– medad. Apoyándome en mi propia experiencia, puedo declarar con toda segulidad, g_ue la pulmonía fulminante es curable ,con el sistema hidroterápico; y de tal manera que no sola– mente se salva la vida del enfermo, sino que también se le pueden mitiga::-- y ahorrar muchos dolores. ' Siguiendo la regla que me he propuesto, contestaré pri· mero a la siguiente pregunta: ¿Cómo se puede evitar esta enfermedad? El cambio r~pentino de temperatura es la causa principal, y no importa que el cambio sea del calor al frío, o del frio al calor. ¡Qué ::-egla tan importante para la vida · y cuidado de una familia; y cuántas pulmonías se evitarían si se tuvie· raen cuenta e;1ta advertencia! Pongamos algun.os ejemplos. -Un niño_ que está jugando en la calle o anda a caballo o en bicicleta, ll é',ga agitado y sudoroso a: su casa, se quita el sombrero y parte de la ropa e inmediataruente trata de apa– gar su sed con agua u otra bebida fría. He aquí una de las causas de la pulmonía fulminante que fácilmente podría ha., berse evitado.-¡Cuánto mejor hubiera sido que la madre hubiese obligado al niño a quedar en la habitación, con el mism.o vestido 1 siquiera unos 20 o 30 minutos, es decir, hasta que hubiera dcssaparecido el calor y la excitación, .prohibien– dole cualquiera bebida fría! Observando esa conducta, no habría habido ni asomo de pulmonía fulminante; y en caso de mucha sed, hubiera sido mejor tomar una bebida caliente, · como café, té, 3tc. --Ved a una. serlora ocupada en la cocina. Se la llama de
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