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- 109 - DISENTERÍA Puede haber dos clases de disentería: la causada por un:¡\, diarrea descuidada o mal curada, y la que proviene del mail estado de algún organo digestivo (estómago, intest\nos, hi~ gado, etc.) Volvamos a casos prácticos que son siempre p:r;ue:- bas muy fehacientes. · Un joven de V. se enfermó de diarrea y, durante quinc~ días, le propinaron los facultativos todos los «remedi9s» qu~ la alopatía recomienda en tales casos (purgantes, ricirio, opioi, calomelano, etc. etc,) pero sin el menor 'alivio para el enfer L mo. En vista de lo cual, se presentó su padre en el convent9 suplicándome le proporcitmara algún otro medicamento; pe'. ro me negué redondamente por estar el· enfermo distante y en manos extrañas. Los médicos redoblaron sus esfuerzo:s dándole naftol, salicilato, bismuto, tanino, sin ningún :r;esul;– tado favorable. Después de otros quince días de curación, me lo trajeron por fin, pero en un estado de tanta debilidad, que ni tenía fuerza para triturar los alimentos. Todavía recuerd9 el susto que se llevó la madre del enfermo cuando le dije que había que empezar con el huevo duro. «No soporta ni siquiera el huevo blando» decía la madre atribulada; per~ se le introdujo casi por fuerza el huevo duro y bien picad@ y fué lo que le salvó. • También una muy respetable señora se vió repentinameni– te atacada por terrible diarrea, sin que conociera la causan~ experimentara dolor especial. Durante cu~tro días permaj– neció en ese estado y ningún remedio pudo cortar la dia-!– rrea. Tampoco podí/1 retener ningún alimento; y esta señor~ que de mucho tiempo atrás sufría del hígado y tenía cons;– tantemente hinchada la región de esa víscera, con la nuevi enfermedad vió desaparecer la hinchazón. Su familia. había perdido ya. toda esperanza de salvación y hasta tenia encar– gado el ataud; pero al quinto día conseguí detener la disen– tería haciendo beber a la enferma agua fría. Para.la primera hora habría tomado cerca de un litro y, a continuación, vinb • i