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muelle y ociosa, los excitantes, las golosinas y el exceso en la comida y bebida, razón por la cual !'le producen casi ex– clusivamente entre personas ricas y acomodadas, que son también las que gozan del singular privilegio de caer con se– guridad en manos del operador. A cada momento nos anuncian los diarios el resultado ha– lagüefio y satisfactorio de infinidad de operaciones de apen– dicitis. Con esos anuncios se nos podrá as~gurar que el pobre enfermo se ha librado de la muerte y nq_ ha sucumbido en la operación; pero ¿será igualmente cierto que ésta ha salvado por completo al enfermo y le ha devuelto a un estado tal y tan seguro cual si nunca hubiese sufrido la enfermedad? Eso es lo que no podemos admitir. Por regla general, la operación serií lisa y llanamente el principio dei fin. ¡Cuántas veces no hemos visto personas que por una pequefiísima herida o le– sión exterior han tenido qL'te- ser atendidas por los médicos durante días y meses enteros! ¡Y cuántas veces, por cosa tan pequefia y tan patente se ha tenido que proceder a la ampu– tación de una mano, un pie u otro miembro cualquiera porque las mtsmas heridas que hizo el bisturí produjeron la putre– facción o gangrena! Y ¿será más feliz y atinado el operador ·cuando tenga que cortar y sajar en alguna víscera u órgano interno? No dudemos de que el insigne cura Kneipp tenía ra zón al afirmar que de 100 operaciones que se hacen, 95 son perjudiciales o innecesarias. De todas las partes del mundo acudían cada afio a "\Voerishoffen miles de enfermos y el ce– lebérrimo cura no creyó nunca necesaria la operación; como tampoco este su discípulo, por más que haya tenido que aten- ' der miles de casos de apendicitis y de otras enfermedades en las que los facultativos creyeron indispensable la interven– ción del operador. En ataques graves se emplearán las compresas o cataplas– mas de semilla de pa8to-miel o fiores de heno. Véase lo que sobre esto dejo dicho al tratar de las «plan– tas medicinales». Después, se pueden hacer algunas aplica– ciones frias como frotaciones o pitón, pero nó empaqueta– duras.