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- 70 _; mas•; pero, a pesar de sus dolencias y enfermedades, sobre todo después de la impresión de las lla,gas,. mon– fado en un jumentirllo, pioedkaba penitencia y anunciaba el reino de Dios, diciendo a todos: Jesucristo, mi amor, ha sido crucificado. A causa de los penetrantes doJo.:. res que sentía en los ojos y de las lágrimas que derra– maba continuamente, quedó ciego, haciéndosele ya im– posible salir a predkar, a pesar de sus ardientes de– seos." Este hecho, re,latado con tanta sencillez por el será– fi,co Doctor, .es un cladi,imo espejo donde queda retra– tada el alma seráfica de. San Frnndsco. ¡ Qué ansias tan ardientes de.dar gloria a Dios, llevando almas al delo! ¡ Qué espíritu de abnegadón y de sacrificio! ¡ Cuán cier– to •es que para el verdadero amante no hay nada difícil ni imposihJ.e ! ( 1) . . 59. Da el Santo sabios, prudentes y cristianos con– sejos a todos los magistrados del mundo. El •celo ,por la salvación de las almas, preocupaba tanto. ail Santo Patria11ca que, con. el fin de que llegase a todos el fuego con que se abras 1 a:ba, escribió la si– guiente caita: "A tactos los potentados, gobernadores, cónsu1les, jueces, magistrados que viven en el universo, y a· todos los que reciUeren esta carta: Fray Francisco, vuestro más humiilde servidor, os s.aluda a todos en el Señor y o,s desea la paz. Considerad atentamente que se acerca .el día de la muerte. Por tanto, os suplico, .con todo el respeto posible, que no os apartéis de Dios por los negodos del mundo, que no quebrantéis sus manda– mientos, porque todos los que se alejan del Señor son ma1Iditos y puestos en olvido. En la hora de. la muerte se les quitará todo lo que par•ecía que poseían, y cuanto más sabios y poderosos hubieren sido en este mundo, serán tanto más atormentados en el infierno. Os aicon– s•ejo, pues, señores míos, que hagáis verdadera peniten- (1) San Buenaventura: Leyenda.