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-87- ,abstine,ncia por demás rigurosa, comenzó ,a desfallecer por hambre, no pudiendo encontrar un mome,nto de re– poso; y comprendiendo el buen past·or que corría peli– gro aquella oveja de su rebeaño, la llamó cariñosamente, le puso delante algunos manjares, y pa:ra quitarle e:! natural rubor que pudiera experimentar, él mismo co– menzó a comer, invit.ándol:e con dulzura a seguir su ejemplü. Animado con tan amorosa condescendenciia de su pastor, depuso el religioso .su vergüenza, tomó de aquellos manjares y se sintió a.legre por veme libre del peligro a que le conducía la debili1dad de su cuerpo, no. menos que por lo edificante de un ej,emplo tan santo. A la mañana siguiente, reunió el seráfico Padre a todos sus religiosos, les refirió lo acontecido en .Ja noche anterior y amones,tándoles con prudencia, les dijo: "He11111anos míos, sea la caridad y no la comida lo que en est·o nos sirva de ejemplo." Ens1eñóles, además, a que se ejerci– tasen en la discreción, como guía qüe es de las demás virtudes ( 1). 80. Caridad agradecida de San Francisco en fav,or de un bienhechor. Hallándose el santo Patriar,ca una noche junto a,l río Orbigo con sus compañeros, discurriendo la manera de vadearle, pues traía bastante cantidad de agua, se pre– sentó un joven, el cual les pasó a todos en sus caballos y los hospedó después en su casa. Agraitleddo el Santo, dijo después al joven, para manifestar su reconocimien– to: "el Señor te dé la recompensa del bi.en que nos ha– béis hecho, cuando recompense las almas de los jus•tos". Habiendo ido este joven más tarde a Roma por devo– ción, después de ha:ber arreglado su ,conciencia, supliicó al Señ'Or le quita,se la vida antes de cometer un pecado mortal. Su súplica ftté oída, pues cuando regresó a Es– paña, murió santamente. Su padre hizo que le cantasen en la parroquia el oficio de difuntos. Con gran sorpresa (1) San Buenaventura: Leyenda, cap. V, húm. 7.

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