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-'-76- de un ligero purga.torio, iba a gozar de la gloria ( 1). 66. Cómo premió Dios al Santo su carida,d, con los leprosos. En los comienzos de la conversión del Santo, en oca– sión de hallarse en oración, díjole el Señor: "Si quieres conocer, Francisco, mi voluntad, debes despreciar y a,borrecer todo lo que has amado y deseado según la carne. No te espante esta nueva senda, porque si las cosas que te agradan te han de ser amargas en ade– lante, ,las que te desagradan te parecerán dulces y de– leitables." Poco antes de su muer,te, quiso hacer cons– tar en su testamento que cuanvo antes fo había pare– cido amargo,, cuando sirvió a los leprosos se le trocó en dulzura del alma y del cuerpo. He aquí sus palabras: "El Señor dió a mí, fray Francisco, la gracia de comen– zar a hacer penitencia, porque como yo fuese envuelto en pecados, me era muy amargo ver los leprosos; pero después que el Señor me condujo entre ellos, ejer– cité la misericordia, y, apartándome de ellos, sentí que lo que me había parecido amargo, se había convertido en dulzura del alma y del cuerpo." Esta divina opera– ción de la gracia sigue repitiendo sus celestiailes efectos con todos aquellos que por amor de Dios se niegan ·a sí mismo, haciendo fácil 'lo dfücH y dulce lo amargo. Muchos desfallecen después de emprendida la carrera, porque, llenos de cobardía, no se resuelven a violentarse y hacer:se fuerza." (2). (1) Wadding. /*\ (2) Celano: Vida Primera; Leyenda de;I San Buenaventura: Testa– mento del· Santo.-Aunque el Santo habla déi. esta manera, es cierto que nunca - se entreg6 a los desói:denes de l~s ~~sienes; sin embargo, llama a su vida estado de pecado, porque en aqúellos años amaba la vanidad y el placer.
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