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-68- do de Carbio, que poseía el árabe; fray Pedro de Sar. Oeminiano,; fray Otón, sacerdote; fray Adyuto y fray Acursio, legos. Según la tradición de <la Orden, el Santo llamó a los seis religiosos y les habló de esta manera: "Hijos míos, me ha ordenado el Señor os envíe al país de los sarracenos para que anunciéis y confesé,is la ·fe de Cristo y combatáis la ley de NI.ahorna. Preparaos, por tanto, a reailizar la voluntad de Dios." Ellos, indi– nando'Ia frente, res,pondieron: "Padre, estamos dispues– tos a obedecerte en todas 'la:s cosas." San Francigco, regocijándose de tan pronta obedienda, díjo1les tierna– mente: "Amadísi,mos hijos, a_ fin de que podáis realizar mejor ,los mandatos del Señor, cuidad de que la paz, la unión y la inquebrantarble caridad habiten siempre en– tre vosotros. No envidiéis a nadie, pues el pecado ori– ginail nació de la envidia. Sed pacíficos en las adversi– dades y humi'Ides en los triunfos. Copiad de Cristo la pobreza, fa obediencia y la castidad, pues Jesucristo nació pobre, vivió pobre, enseñó la pobr,eza y en ella murió. Y para mostrar que amaba la pureza, quiso nacer de una Virgen, guardó su vir,ginidad y falleció rodeado de vírgenes, y fué obediel1!te desde su nacimiento hasta su muerte en 1 la cruz. Confiad sólo en Dios; El nos di - rige y nos auxilia. Llevad con vosotros la Regla y el breviario, y rezad siempre las horas canónicas y obe– deced todos a vuestro hermano mayor, Vidal. ¡Oh, hijos míos!, en verdad me regocijo de vuestra buena volun– tad; pero duéleme en mi_ corazón de tener que separar-– me de vosotros, mas el mandato de Dios ha de ser an– tepuesto a nuestra propia voluntad. Y por esto, os supli– co que siempre tengáis en vuestro ánimo los dolores de! Señor, lo que os fortalecerá y dará fuerzas para sufrir con él." Entonces respondieron aquellos santos religio– sos: "Pa!dre, envíanos adonde quieras, qúre dispuestos estamos a hacer tu voluntad; pero con oraciones ayú– danos a rea,Iizar tus mandatos, pues somos jóvenes,