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- 6I - tre. Entonces fray Maseo y fray Felipe fueron a San Frandsco, quien les recibió con gran caridad, lavándo– les fos pies y sirviéndoles de comer, y así que hubieron comido, sa!lió con ellos al bosque, donde. el Santo de.s– cubrió su cabeza, cruzó. sus brazos sobre el pecho y, arrodillándose, preguntó, diciendo: "¿ Qué me manda hacer mi Señor Jesucristo? Fray Maseo le contestó que, tanto fray Silv,estre como sor Clara habían obtenido de Jesuicriisto idéntiica res,puesita. Es1ta era de que fuera por el mundo prediicando, pues, Dios no le había llamado soilamente para su sailvación, sino para la de otros. - Habiendo oído ser 1a predj,caición la volu.ntad del Señor., lleno del Espíritu Santo, se ,levantó y dijo a fray Maseo y a fray Angel de Reate: -- Vamos en el nomb11e del Señor, y se fué a predicar." (1). 50. Notable sermón de San Francisco. Celebrado el Capítulo Generail de la Orden (1216) y deseando el seráfiico Patriar.ca evangelizar el mundo, eligió sufidente número de re:Hgiosos para extender sus misiones no sólo por ItaiJia, sino también por los países a 1 l otro lado de ,J,a,s montañas, por Alemania, Hungría, Francia, España, llegando hasta Tierra Santa. Antes .que se separaran estos apostólkos varones, con la dul– .Zíura propia de padre, les hizo el siguiente sermón: "Id de dos en dos en el nombre del Señor, con humi,ldaid y con moderación, observando desde '1a mañana hasta la hora de tercia un exa 1 c:tísimo silencio y orando dentro de vuestro corazón. No se oi,ga .entre vosotros ninguna pa– labra inútil y ociosa, y aunque vayáis de viaij,e, portaos de modo, que vuestra conducta s 1 ea tan humilde y tan honesta ,como si estuvi,ései.s en algún refüo o en vues– tra celda. Porque dondequiera que nos hallamos, o a ,cualquier parte que vayamos, llevamos nuestra celda con nosotros. Nuestro hermano cue11po es nuestra celda y nuestra alma es el ermitaño que habita en ella para (1) San Buenaventura: Leyenda, cap. 12.

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