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-- 48 - precio la mercancía y hasta el mulo, haciendo a pie el viaje de regreso. El clérJgo, que sin esorúpu:los había recibido la suma anterior, negóse aceptar 1la que ahora le presentara F•rnndsco, la cual era producto de las ventas hechas en Fofüio. Vanos fueron los ruegos de Francisco para que el sacerdote ·aceptara aquel dinero, y el siervo de Dios, .ante su persistente negativa, lo dejó en una de las ven– tanas de la iglesia, para que a la fuerza aquéil' dispu– siera de. la misma. Como polvo vil e inmundo conside– raba ya el dímero ( 1) . 39. Busca materiales y trabaja de albañil. Habiendo ido el Santo a la dudad de Gubia, huyendo de las iras de su padr,e, no podía vivir en paz y tranqui– Jidad, acordándose de la voz del Crucifijo, por lo cual resolvió regresar .a su pafria y pedir limosna para la re– paradón de la iglesia de San Damián. Desechando e1! rubor que como fantasma se Ie p1,esentaba ante su ima– ginadón, se pr:esentó en las calles de Asís cantando como trashumante coplero, y después de cantar, iba pi– diendo socorros entre los oyentes. "Quien me dé una p,i·edra --,1!- decía--, hallará una re– •compensa en el cielo; quien me dé dos, hallará dos re– .compensas; tres hallará el que me dé tres piedras." Al– gunos mofá!ronse de él, mi,entras otros se conmovieron hasta llorar, de verlo conv,ertiido con tanta frivolidad y <levarneo en aquel arrebato de divino amor. A,sí logró reunir gran cantidad de piedras, que car– gaba sobre sus hombros para conducirlas a su desti1no. BI mismo, montado en un andamio, trabajaba de alba– ñil; y si a1Jgu:ien se deitenía a mirarlo, le gritaba: "¡ Eh, tú, mejor será que vengas y me ayudes a restaurar esta iglesia!" (2). 40. Repara otras iglesias. (1) San Buenaventura: Leyenda, cap II. (2) San Buenaventura: Leyenda, cap. II; Leyenda de los Tres Com– .Pañeros, cap. VII, núm 24.-Celano: Vida Primera, cap. VIII, núm. 18.

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