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-29- dolores de mi Señot Jesucristo, y no me avergonzaría de ir por toda la tierra llorando por ellos." Y con esto su intelilocutor se emocionó tan hondamente, que co– menzó _a derramar lágrimas y le acompañó en sus _la– mentos." Todo cristiano debería avergonzarse de no tener tan bellos sentimientos de amor y gratitud hacia nuestro divino Redentor ( 1). 16. Objetos que le recuerdan la .Pasión de Jesu– cristo. Cuando el pobredllo Francisco húbose posesionado _del monte Alvernia, que el conde Orlando .Je cediera, mientras allí se le construía al Santo una humilde cel– da, éste se dedicó a récorrer el monte, para ver cuáles eran los sitios más adecu·ados para la oración. Ep su exc.ursión descubrió grandes aberturas, peñascos des– gajados, profundas cavernas y horrorosas simas. Estando uri día a la "puerta de su celda, conside– rando la disposición del monte y maravillándose de las grandísimas hendiduras y quiebras de las rocas, se puso en oración, y entonces le fué revelado por Dios, que aquellas hendiduras tan profundas se habían abierto milagrosaimente en la hora de la Pasión de Cristo, cuando, según el Evangelista, las piedras se despeda– zaron". De allí en adelante no podía mirar el Santo aquellas agrietadas rocas sin pensar en los dolores qu0 su divino Maestr.o había padecido sobre la_ cruz, de– _seando. que su corazón. se partiese de do:lor y compa– sión, como se partiieron aquellas peñas (2). 17. Desea padecer para imitar a Cristo en su Pa– sión. Conocer la voluntad de Dios era e'1 deseo del Santo para practicar lo que sólo fuese de su divino agrado. Un día, pues, al regresar de la oración, le dijo a fray (1) Leyenda de 'Jos Tres Compañeros, cap. V, núm. 14; - Celano: 'Vida Segunda, cap. I, núm; 11. - Jorget!.sen, cap. VI, pág. 74. · (2) FlorecaJas. Parte H, Consideración 2.•, edición de 1913.

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