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- 242- ñor". Dicho esto, la cigarrilla, obtenida fa licencia de 1 1 Santo, ,se ·retiró de allí sfo que jamás volviese a apa– recer, como dando a entender que no se atrevía: a que– brantar en lo más mínimo las ór,denes de\! siiervo de Dios (1 ). 256. iEl ruiseñor vencedor. Yendo un día eil Santo ,con Fray León, se sintió. lleno de cousuelo ail oír cantar a un ruiseñor. Rogó a Fray beón ,que cantase alternativamente las alabanzas a Dios con el pájaro; pero porque éste se excusó, a causa de su malla voz, Francisco ,se ,puso a responder al ruiser ñor, y continuó ha~ta ila noohe, ·en que fué preciso de– jarlo, •confesando con una eimufacion santa que el pá– jaro 1}e había vencido. HízoJ.e después venir a su mano y le dió de comer, y no se fué de allí hasta que el Sa111to se lo mandó y le dió su bendición (2). 257. El halcón despertador. La primera vez que el Padre San Francisco fué al monte Alvernia para ceJiebrar allí la cuaresma de San Mig,uel, se vió rodeado de .una multitud de pájaros de diversas especies, que se pusieron sobre la cabeza, so– bre los :hombros, sobre el pecho y •en llas manos, y re– voloteahan a.Jrededor de su celda, y con alegres cantos parecía ,se gozaban de su llegada y que in:vitaban al Santo ,para que fijase allí su morada. Al observar estos ademanes, volv.ióse el Santo a su compañero y le dijo: "Paréceme, hermano rufo, ser voluntad de Dios que permanez.camos aquí ;por al,gún tiempo; ya ves de qué modo tan admirable manifiestan nuesfras hermanas las avecilla1s su gozo ,por nuestra llegada". Habiendo, pues, fijado en aquel lugar su morada, un hakón vino a for– mar allí mismo su nido, y con esta ocasión diríase que entabló estrecha amistad ,con eil Santo; pues, en eifecto, todas las noches, a fa hora que el Santo solía levan- (1) Celano: Vida Segunda, Se:;unda parle, cap. VHI, núm. 171.-San Buenaventura: Leyenda, cap. VHI, núm 9. · (2) Chalípe: Vida de San Francisco, lib. V, cap, XXXVI.

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