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- 2 37- de los corazones y llena:ba de admiración a cuantos ~e oían; pues no iba adornada con las gafas de la elo– cuencia humana, sino que se presentaba con todos los caracter,es de una inspiración ceI,eistial. Sucedió, en e 1 fecto, que habiendo de pr,edicar una vez en presencia de1l Paipa y de los Cardenales, por encargo ide.l Obispo de Os-tia, compuso un sermón que a:pr,erndió de memoria; mas ,cuando llegó el momento de saiJir a'1 medio para recitarlo, de ta 1 l manera se olvidó de cuanto llevaba escrito y aiprendido, que no pudo de ello decir ni una sola palabra. Confesó ,con ingenua hu– mildad lo que :J,e sucedía, recogiéndos•e unos ibirev,es mo– mentos para impllorar las luces del Espíritu Santo, co– menzó a e:xlpresarse con tanta fluidez de palabra y con razones tan .eficaces, que movió a compunción a las i!luSitres personas que le escuchaban, manifestándose bien claramente que no era é 1 1, Siino el Espíritu Santo quj.en hablaba por su bolea ( 1). ' (1) S. Buenaventura: Lcyend,a, cap. XII, núm. 7.