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- 2 35 y inuere como un réprobo. Mas sepan todos que en , cua!lqui1er lugar o de cualquier modo que el hombre muera en pecad mottail ysin satisfacción, pµdierndo sa– tisfacer, que el demonio recibe al ta,J hombre y arranca 'su alma del cuerpo con tarrta angustia y tnibuiladón, como nadie puede saber como el que Siufoe. Y todas fas riquezas; poder y cienda que juz1gaba tener se las arre.. batan, y Ios parientes y amigos, a quienes entregó 1Jos bienes, los tomarán y repartirán y dirán: -Maldita .sea su alma, porque pudo darnos más bienes y no nos dió, y pudo adquirir más de lo que adquirió. --:-Los gusa– nos roerán su cuerpo y !los demonios· oprimirán su afana por no despr·eciar este breve si,g1lo". He a,quí una amarga des1cripción que apenas se con– cibe en San Francisco. Es el retrato de los egoístas he– rederos que rodean el lecho del moribundo y lodejan. ir gustosos al infierno, con ta1 que haga testamento a su favor, y los oua1J1es luego 1le maMiicen porque no ate– soró más r,iiquezas para ellos. El moribundo de este re– lato f;!S · un desgraciado que abrie los ojos demasiado tarde- los abre en .Ja eternida1d ( 1). 248. Elocuente y .persuasiva preclicél!ción de San ·Frarncisco. Es;.cierto que San Francisco no cuida,b,a en. sus ser– moné fa elegancia del ,Iengua,je y que no sentía ser cen– surndo· por esto, porque no halCÍa sermones estudiados; pero de aquí no se debe>infenir que predkase sin eUo– cuenda. Un hombre de buen talento, de gran'de espíritu, do-– tacto de .una memoria ·tenaz y de una voz f,uerte, grave y sonora, persuadido de las verdades de la religión cris– tiana,' y 'lleno de ,J.os más tiernos sentimientos de deiVo– dón, .que habla ,pausadamente de un modo na:tural y persUasávo, con toda ,la vehemencia y cafor que le su– ministran una caridad fervorosa, ,poniendo en moví- (1) Quaracchi: OpuscuJa Sancti Francisci, epístola I, pág. 87.

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