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- 2 33 - te, ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí (l ). 246. Juicio sobre la ciencia del Santo, su estJ!o y sus obirais. · Hablando de la ciencia de nuestro amadó Santo, un autor ,contemporáneo dice: "A la verdad no debe con– fiarse <:;n esperar encontrar nuevos y sorprendentes pen– samientos en las cartas de .San Francisco de Asís. In– siste en sus ideas siempre. Además, como las cartas iban dirigidas a ,diversos círculos. de foctores, no había nin– gún m0:tivo para que evitara fas r,eipeticiones. Son dos o tres los temas, que siempre se repiten y que han de resultar fatigosos y pobres ,para un 'lector su,perfidaai y frívolo; mas ,como hace notar Boehmer, "si se consi– dera la persona vivienrte oculta tras las pafabras, si se piiensa en e,! loco de Asís, con toda su ingenuidad y pffe– nitud de amor, entonces la pal];abra muerta conviéntese en ,carne, y la pobreza de espíritu pr,eséntas,e como in– mensa riqueza. Pues lo poco •que sabía no era cosa superfidail y accesorio, sino que estaba penetrado y po– seído tota'1mente de ,eHo, por lo que su oratoria y su persona obraban sobre los hombres como una revefa– ción; aunque consideradas en frío sus pilátkas, nada de notables se encierra en ellas". "Su esHio es muy sen– cillo - di:ce otro autor-, porque lle formaba según e,J Evange 1 1io, del que no quería apartarse de ningún modo, además de que su sigilo no era de la bella latinidad; pero en cuanto a escrito no se halla cosa que no sea clara e inteligible. Se siiente en é,J un no sé qué de insi- 1rnante y persuasivo; así como en otros pasajes se ob– serva una belleza de términos que enamora". Léarnse las obras que nos ha dejado el Santo, como son entre otras: Amonestiaciones, Reglas, Testamentos para los religiosos y religiosas respectivamente, Cartas, Oraciones, Poesías religiosas y ,el Canto del Herilíano (1) Celano: Vida Segunda, Segunda pa,rte, cap. XVIU, núm. 105.

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