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CAPITULO XXVIII San Francisco y su ciencia y labor ,literaria 242. Donde estudió San Francisco. La escuela donde nuestro Santo estudió no fué nin– gún centro del!: saber humano, cuya denrcia hincha y en– soberbece si no está adornada de la humHdad. El cen– tro donde San Francisco aprendió cuantas cosas sabía Jué en el ejercicio de la oración. Oigamos a San Buena– ventura, que ,dke: "El continiUo. ejerdcio en la oración y fa práctica constante de las virtudes habían proípor– cionado a Francisco una claridad tan grande en la in– te'ligenrcia que, a pesar de no haber adquirido con el estudio la den!Cia de las ,diversas letras, llegó sin em– bargo a penetrar con ·giran sutHeza de e111tendimiento y con luz .celestiail que s,e le había infundido, los profun– dos arcanos de las Escrituras. Sagradas; su ingenio, libre de toda mancha, profundizaba 1 110s más, ocultos mis– terios, y allí donde no podía llegar la ciencia adquirida, penetraba el efecto del discíipulo él!mante. Leía de vez en cuando en las Sagradas Es•crituras y todo .lo que una sola vez repasaba en la mente, le quedaba tenaz– mente grabado en la memoria; porque no en vano ru– miaba, con eil afecto de una· continua devoción, aquello que percibía con la atención de la mente. Las verdades divina.is , que declarnba en sus costumbres por medio de una fieil imitación de. las virtudes .de Jesucristo, y su constante aplicación a fa oración, habían puesto su a,lma tan pura de. toda nie!Yla y le habían granjeado unos rayos tan resplandecientes de 4ía eterna luz, que penetra– ba con maravillosa in,teligenda los más profundos mis– terios. El Espíritu Santo, que tenía en su corazón, le

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