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- 23- era tan vehemente, sus ansias de amarle tan grandes, que su corazón, como .manantial fecundísimo, rebosaba continuamente amor de su Dios y Se.ñor. No satisfecho con amar y alabar por sí mismo al. divino Salvador, in– vitaba a los demás, presentando los principales motivos en que debían apoyarse el amor y la alabanza. "Ame– mos y alabemos - decía -- a aquel Dios que tanto su– frió por nosotros, y nos hizo tan grandes regalos, y nos galardonará en ;Jo venidero. Toda criatura que existe en el cielo y en la tierra, en el mar y en los abismos, le alabe y glorifique, le honre y bendiga, porque El es la misma virtud y nuestra forta.Jeza; El sólo es bueno, E,l sólo altísimo, omnipotente, admirable, glorioso, sólo El santo, digno de ser alabado y bendecido por los si– glos de los sig.Ios. Amén:" ( 1). 11. Alabanzas que dirigía al Señor Dios Altísimo.. El ahna seráfica de San Francisco, tan entregada es– taba a Dios, que sus conversaciones eran una no inte– rrumpida alabanza al Altísimo Dios. He aquí como se expresaba este humanado serafín: "Señor Dios, Tú eres santo; Tú eres Dios, Dios de los dioses, y Tú só'lo ha.– ces grandes maravillas (Salmo LXXI, 75). Tú eres fuerte. Tú eres grande. Tú eres Altísimo. Tú eres Padre Santo, Señor del cielo y de la tierra. Tú eres Dios Tri– no y Uno, Tú eres bueno, todo bien, el mismo bien. Señor Dios único verdadero. Tú eres amor y caridad. Tú eres sabiduría y humHdad. Tú eres paciencia. Tú eres hermosura. Tú eres seguridad. Tú eres el que eres. Tú eres gozo. Tú eres esperanza y alegría nue.stra. Tú eres justicia y templanza. Tú eres fortaleza y prudencia. Tú eres todas nuestras riquezas y satisfacción. Tú eres mansedumbre. Tú eres protector, gµarda y defensor nuestro. Tú eres nuestra virtud Y, amparo. Tú eres bon– dad infinita, grande y maravillosa, mi Señor Dios todo– poderoso, piadoso y misericordioso y Salvador." (2). (1) Wadding: Cap. VIII, Obras de San Francisco, Terne!, 190... (2) Wadding: Obras de S.an Francisco, lib. I.