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-210- costumbres y convertir a aquella:s pecadores, se pre– sentó entre ellos, y l1es predicó a.feándoJes sus malas cos..:. tumbres y la perversidad de sus acciones. Sus palabras hicieron tal impresión, que todos se movieron a peni– tencia, rogando ·all Sarnto s,e detuviese algún tiempo en– tre ellos. Consintió el Santo, esperando que todos se convirtiesen, lo que no tardó en verificarne (1). 215. Anuncia a una dama que su marido se con-, vertirá. Dirigiéndose el Santo a Cortona, al ¡:,asar por el Cas– tillo de Vo'lus,io, saHóle al encuentro una dama, muy noble y piadosa, para manirfesfarle el! dofor que la opri– mía, y pedirle ,el -oportuno reme:d,io. Tenía fa infeliz un marido en extremo cruel, que la privava de cuanto per– tenecía a,1 servido de Dios, y, acongojada por esta des– gracia, rogaba encare:c-ida,mente ail. San,to· hiciera ora– ción por &!, a fin de conseguir que Dios, eh su amorosa cllemenda, ablandara s,u endurecido corazón. A1 oír es– ta,s quejas de .]a mujer, le dijo el Santo: "V,ete en pazt hija mía, y es.tá segura d.e que muy pronto recibirás de tu marido un·gran consuelo". E inmediatamente añadió: "Dile a fo marido; de parte de .Dios y de parte mía, que ahora es tiempo de misericordia y perdón; pero que des– pués vendrá el tiempo de la rigurosa justicia". Recibida la biendidón del Santo, la mujer regresó a su casa, y encontrando a su rnari-d!o .Je refirió lo acontecido. De repente descendió el Espíritu Sanito .sobre é1l, transfor– mándolo en un hombne nuevo, has,ta el punto de que,. con gran mansedumbre, dijo a su mujer: "Amada espo– sa, entreguémonos desde aihora al servido del Señor y trabajemos con empeño por sa,lvar nuestra a'lma". Y .así fué, en efecto, pues vivi:eron muchos años en per– petua castidad, hasta que, al fin, ambos murieron en un mismo día (2). (1) Chalipé, ídem, lib. U, cap. XLIII. (2) .Celano: Vida S1:gunda, Segunda parte, cap. ,I, núm. 38.-San Bue– naventura: Leyenda, cap. XI, núm. 6.
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