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-:,- 205 - Desde que el Santo se entregó aibsolu1tamente a Cris– to, olvidando las cosas de la tierra, no quiso descansar nunca sobre colchones, ni r,eclinar su cabeza sobre ail– mohadas de p~umas. Ni en la enfermedad ni en el hos– pedaje de compromiso podían hél !cer.le -contrav,enir su re– solución. Hallándose en Grecio ,le acometió una noche un fuerte dofo¡ ,de ojos y de ,cabeza. Para aHviarle, con– tra costumbre, ,pusiéronle una a 1 lmohada de plumas, para que más fácilmente pudiera condiliar el sueño. Mur luego se introdujo en ella el demonio, inquie>tándole de mi,l modos durante la noche paria perturbari1'e en el ejer– dcio de la oración, hasta que ha!bi,enido llamado al com– pañero, le dijo: "L'lévate de ahí esa almohada, pues c11eo que dentro de ella está el demonio". El compañero dbiedeció, aunque murmurando en _su interior, pero no bien· había salido de la ceilida, se halló mudo e inmo– vib:le, y advirtiendo, e,1 Santo ·1a marlkia de1 demonio, llaimó en viritud de santa obediencia ail coimip,aüero, quien al punto volvió a su celda libre ya del enemigo. Con-– firmánidose entonces de que su mal había procedido •del enemigo, dijo: "Ciertamente que yo ayer en Com– pletas había sentido acercarse el demonio, y por tanto me he preparado bien para poder,le resistir. El está lleno ,de ma!licia y astucia; pero ya que no ha podid0 manchar un ailma que Dios prote,ge con su gracia, s,e ha esforzado en hacer daño a,I cuerpo e impedir que tomase el reposo necesario, a fin de que yo ,con esto ,cometiese algún a:oto de impadencia, y distrnerme en la oradón". Entonces e.I Santo se halló Ubre de sus dolores, y tomó el! reposo que no había podido lograr con fa cabeza echa.da sobre !la a:lmohaida rde pilumas .( 1). (1) San Buenaventura:Leyendall, cap. V; núm. 2.-Celano: Vida Se• ,gu1lda, cap. II, núm. 64

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