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- 202 - llegado· a las manos. Cuanto más se agitabán entorno del Santo, más se aplicaba éste a la oración, invocando ton mayor confianza a Jesucristo. Y vuelto a los demo– nios les 1decía: "Espíritus malignos y engañadores, ha– c.e'C! contra mí cuanto ,podáis, ya que a,l fin no podéis hacer. más de lo que el Señor .os permita. Vedme aqu( dispuesto a sufrir con a,legría las penas que quiera que sufra". Entonces los demonios se arrojaron sobre él con mayor furia, l:e cogieron 1 cruelmente por todas par.tes, le arrastraron y le llenaron de go,Jipes. En medio de sus dolores ,exdamó: "Señor mío Jesucris 1 to, os doy gracias por todos los beneficios qµe me ha.béis heicho; no es poco eil que me ha,céis al presente; es una señal cierta <le la bondad que usáis conmigo. Dignaos cas,tigar mis pecados en este mundo, para perdonármelos en .el otro. Dispuesto está, Señor, mi corazón, para padecer mu,c;ho más, si es vuestra voluntad". San Buenaventura afirma que el demonio morti.fkó a Francisco de esta manera en varias ocasiones; pero que 1 los espíritu,s malignos, no pudiendo ni vencer ni aguantar su admiralblle ,constan– cia, se veían obligados a retirarse llenos de confusión. H{! aquí la manera <le hacernos fuertes para hacer inúti– les los esfuerzos del tentador cuando nos asalte invisi– blemente ( 1). 206. El infierno se declara •contra Francisco y su Orden. Supo el Santo por m;ia revelación, que es,pantado el príncipe de las tinieblas ,del fervor de su Orden, había juntado muohos millares de demonios para tratar .de los medios que debían ,tomar para destruir,le, y que uno, más ladino que los otros, había eXJpuesto su parecer, al que se conformaron los otros. Este era e:l de no asaltar abiertamente a los religiosos,, sino usando de artificios y estratagemas, induciéndoles a aceptar en su Orden a nobles, doctos y jóv:enes: nobles para introducir la (1) San Buenaventura: Leyenda, cap. X, núm. 3.

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