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---' 2I -. 7. 0 De cómo obraba el amor .de Dios en San Fran– cisco. El amor de Dios con que se abrasaba el padre San Francisco, era tan vehemente, que por todas partes bus.– cába al amado de su alma, sin que hubiese nadie ni nada que pudiese separarle de él, sino el muro de su cuerpo. Todo su consuelo era tenerle presente en su es– píritu y contemplarle. Su ejercicio frecuente de la ora-: ción, aumentaba· tanto su amor y le inflamaba con tal tensión, que, afirma San Buenaventura, que no es posi– ble explicado. Como el fuego penetra un carbón en– cendido, así el amor de Dios penetraba su a,lma. Sólo oír pronunciar esta palabra: Amor de Dios, al punto se sentía conmovido, encendido, herido e inflamado. Las criaturas servíanle como de espejo para contem– plar en ellas las grandezas de Dios; de ella.s se servía para que le ayudasen y acompañasen a amar a su Dios y Señor. Con frecuenoia se le oía exclamar: "Haced, Señor, .que la dulce violencia de vuestro amor .me se.– pare de todo lo que .está debajo del cie:lo y me consuma enteramente, para que yo muera por vue•stro amor, puesto que ·Vos os dignasteis morir por amor de mi amor. Os lo pido por Vos mismo, ¡oh, Hijo de Dios!, que 'con el Padre y el Espíritu Santo vives y reinas por los siglos de los. siglos. Amén." ( 1). . 8. º De su amor y devoción al Verbo Encarnado. Cuando el seráfico Pad.re oía estas palabras: Et Ver– bwn caro factum est, el Verbo. se hizo carne, manifes-: tábase en todo su continente una alegría sensible. Ha– biendo observado los reli,giosos de un convento la celes– tial alegría del Santo Fundador al escuchar estas pa-' labras, preguntáronle si podrían comer carne el día del Nacimiento del Señor, cuando éste cayese en viernes, porque algunos frailes habían propalado la idea de que, si la Natividad del Señor caía en viernes, había que (1) Opúsculos de San Francisco,

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