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_.:_ 201 - Todavía vestía nues,tro amado Santo el háibito de se– glar, y ya poseía el espíritu reiligioso, por lo cual, ale– jándose de los sWos públicos, gustaba de los solitarios para dedicars,e a fa oración. Advirtiendo el demonio que por este medio afinmá!base Francisco en su resolución, se le aipareció en figura de una mujer monstruosamente gibosa, habitante en la ciudad, y que para t01dos era de repugnante aspedo, y l 1 e amenazó con hacedie igual a ella si persis;ta en aquel género de vida. Pero el nuevo so,ldado de Cristo, que ,comenzaba a ejercitarse en los comhat,es espirituales, s,e mofó de fas amenazas del tentador, redoblando sus oraciones. Mereció por ello verse confortado, oyendo en su interior que Je decían: "Francisco, transrorma1do en tus af,ectos y no ya car- . na! y vanidoso,. sino espiritual, complaciéndote más en lo amargo y desaJbrido que en lo dulce y agradable, despréciate a ti mismo si quieres conocerme a mí; y las cosas que te inspiro te sabrán füen, a pesar de su .sen– tido contradictorio." Sintiós1e a,J instante compelido a obe1decer los divinos preceptos y a ,poner.Jos en práctica. E,J fruito de estos santos ejercidos fué un dolor vivísimo del ma'l uso que hizo de sus· primeros años y una par– tkufar atención a mortifi,car sus sentidos, para llevar sobr,e su cuerpo la cruz de Jesu1cristo, así como la lle– vaba sobre su corazón, y de cons·agrai-se a Dios ente– ramente. Es muy cierto que la oracipn continuada, jun– tamente con 1a mortificadón, es un medio ex,ceJente para adelantar en la viPtuid y llegar a la santidad ( 1). 205. El Santo es maltratado de los demonios. Persuadido de q:ue Dios se comunicaba más familiar– mente con las almas en fa soJedaid, una no,che se re-tiró a orar ,en una iglesia desamparada. En la primera vigi– lia emplearon los demonios toda suerte de artimañas para distraerlo y trastornanle en la oradón. Des,pués arremetieron contra él, de ,modo que parecía habían (1) Celano: Vida Segunda, cap, I, núm. 9.

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