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,- 1 97 - para ello, al principio de su ,conversión, en fo más rigu– roso del invierno, sumergíase con frecue111cia en un estanque de hielo, con el doble fin de re¡primir los des– ordenados movimientos de .Ja concupisieencia, y de pre– servar ilesa de los ardores derl torpe deletite, la cándida vestidura del pudor virginaiJ. Por esto afirmaba "que es, sin comparación, más tolerable, para el varón espi– rituaI, soportar el frío en '1a carne, que sentir por poco tiempo .el ardor de la pasión carnal en ,Ja mente o en el corazón". ¡ Gallarda máxima! Con ellá se acredita el seráfko Padre de ,consumado :maestro rde espíritu. Bien se conoce qrue no desconocía la doctrina de San Pablo, que enseña que para llegar a la perfección es preciso, a,n,te todo, castigar el .cuerpo, oblligándole a que sirva al espíritu, según aquellas palabras: Castigo corpus meum et in servitute redigo ( 1: ad Cor., ca– pítulo IX, v. 27). ('1). 200. Indica el remedio para vencer las tentaciones. Un religioso espiritual y antiguo en la Orden, era afligido por una tentación carnal, por lo cua:l parecía hallarse como predpitado en e 1 I abismo de la desespe– ración. Aumentábase el sentimiento, rpo11que su concien– cia, más timorata que discreta, le forzaba a no confe– sarse de ello; toda vez que no hay obligación de con– fesar que se tienen tentaciones, sino sólo si se ha con– sentido en ellas, aunque sólo sea en parte. Al re:Jigioso rnborizába:Je en extremo· y se aver,gonzarba rde confe– sarlo todo a su sacerdote, no siendo en realidad rna1 a 1 lguno, sino que forzando su conciencia, declaraba a éste una cosa y al otro lo restante. Ocurrió, pues, que der.to día, yendo de viaje con el Santo Patriarca, díjole el Sanrto: "Hermano, te aseguro que de hoy en adelante no habrás de confesar tu tri– bu,lación a nadie. No temas, porque 1o que acontece en (l) San Buenaventura: Leyenda, cap. V, núm. 3.-Wadding: Obr,as de ·san Francisco, Apotegma XII.

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