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CAPITULO xxm San Francisco y las tentaciones 198. J)octrina del Santo sobre las ventajas de la tentación. En cierta ocasión, un religioso que se hallaba con el Santo, afligido por las muchas tentaciones que padecía, se dirigió al seráfico Padre y le dijo: "Ruega por mí, compasivo Padre. Con to!da certeza creo que pronta– mente me veré Ubre de mis tentaciones, si te dignas rogar ;por mí, porque me encuentro atonnenfado sobre mis fuerzas y supongo que ello a ti no te se ocuHa." Respondióle el Santo. "Créeme, hijo mío, que por esto mismo te juzgo muy servidor de Dios, y cuanto más tentado te veo, me eres más amado. En verdad te digo que nadie debe reputarse por siervo ,de Dios hasta tanto que pase por las arideces y las tentaciones. La tenta– ción vencida es como un anillo con el cual e,1 Señor se desposa con el alma de su siervo. Algunos se lisonjean con los merecimientos de muchos años y se feilicitan de no haber sufrido tentaciones; pero estén advertidos que su debilidad ha sido tenida en ,cuenta por Dios, para que antes de ser atacados, e1 sólo terror no les ven– ciera." He aquí ail seráfi1co Padre convertido en gran maestrazo de ascética, dándonos una lección profunda– mente instructiva y haciéndonos saber cuánto es el valor de. la tentación ( 1). 199. Doctrina sobre el modo de vencer las tenta– ciones de 1a carne. Eil seráfico Padre, por conservar la pureza, tanto in– terior como exterior, ponía un grandísimo cuidado, y, (1) Celano: Vida Segunda, Segunda parte, cap. X, núm. 118.

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