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---:- 1 94 - de cara a mí." Así lo hicieron los religiosos, 'Volviendo el rostro hacia la parte donde esitaba. el Santo, el cua.1!, haciendo enton:ces iJa, seña'! de la cruz los bendijo .afec– tuosamente. Los religiosos, rebosando santa alegría por haber satisf.e,cho sus deseos, se volvieron a su convento, bendicierndo a;l Señor ( 1). 196. Conoce los .es,cándalos que da un religioso. Llegaron a la Porciúncula, 1d'onde se hallaba e,1 San– to, dos religiosos de fa tierra de labor, de los ,cmrles el más antiguo había ocasionado algunos escándafos, durante el viaje, al más joven. Tan pronto como llega– ron, presentáronsele al Santo, el cual preguntó a;l joven cómo· se había conducido en tan duro viaje. E!l inter– pelado ,contestó en seguida, diciendo que muy bien. Oída esta respuesta, añadió el Santo: "Guándate, her– mano, no sea que hajo la capa de humildad te atrevas a decir Una mentira. No ignoro lo acontecido; ,pero es– pera un poco y verás el resuiltado." Quedó a!dmirado sobremanera el religioso al ver cómo conocía con tanta claridad ,fas cosas . ocultas, .Poco tiempo transcurrió• cuando e,! causador del esicánda'lo, abqndonando la Or– den, se volvió .al siglo sin pedir pe11dón ail seráfiico Pa– dre ni esperar de .él 1a oportuna ,corr,ecdón. Sin duda, -<diice Celano-, es •señal de gran: pervet'.sida,d y, .al propio tiempo, de .falta de juicio, que debiendo viajar con un buen ,compañero en un mismo camino, no guar– de con él la buena voluntad (2). 197. Ubra a un reHgioso de una molesta tentación. Un religioso, llamado Fr. Rizerio, gran admirador del siervo de Dios, frecuentemente pensaba que sería\ merecedor de la divina gracia aquel a quien el Santo diera un. testimonio de. afecto, y juzgaba, ,por el con– trario, que no sería contado en el número de los esco- (1) San Bu.enaventura: Leyenda:, cap. XI, núm. 12.-Celano: Vida Se– gunda, Segunda parte, cap. I, núm. 45. (2) Célano: Vida Segunda, Segunda parte, cap, I, núm. 39.-San Bue– naventura :Leyenda, cap. XI, núm. 13.