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- 191 - celes,tial había penetrado e,! Sanito Padre los íntimos. seicretos de aquie1J depravaldo ,eorazón ( 1). 191. Penetra el Santo el interior de un religioso. RegresaJba eil seráfico Paldre de un viaJe con su com– pañero Fr. Leona,11do de A:sís, y sintiéndose fatigado y c,ansadQ, montó a'lgiunos instantes so!bre un jumerntHlo. Seguíall:e su compañei'o, también rendido de cansancio, y como flaco en 1Ia vi11tud, comenzó a decir en su in– terior: "No eran de. igua:I condidón los padres de éste, y los míos; y, sin ·embargo, érl anda a ,caiballo y yo a pie, guiando la caballería." Cuando iba Te.vollvienrdo en su cabeza estos pensamientos, e'l Santo se apeó prontamente del jumenito, y lle dijo: "Tienes razón, hermano mío, no •es1tá bien que yo vaya muy cómoda– mente montado y tú •andes a pie, porque en e'l sigilo fuiste mucho más no:brJ.e que yo." Quedó atónito el compañero, y. lleno de rubor ali ver descubie1 1 tos sus más secre1os pensamientos, postróse en. tierra a 1los pies del seráfico Paidr·e, :Y, bañaido en lágrimas, confesó su culpa, pidiéndole humildemente perdón (2). 192. Consuela a un religioso tentado, dándole fos recortes de sus uñas. Un religioso de la custodia Marsi1cana se veía cons– tantemente atormerttado con. varias tentaciones, y en la aflicciór'l que I,e causaban, díjose en su corazón: "¡ Oh, · si yo pudiera tener a 1 lgún objeto, aurnque sólo fuesen restos de fas uñas de San Francisco, estoy seguro que toda esta tentadón se alejaría de mí." 0:bltenido per– miso, se di1'igió a'! lugar dornde moraba el Santo, y ma– nifestó a uno de sus compañer,os e'l motivo die su viaje. Replicó el religioso: "Me parece será im1posibíle entre– garte parte de fo que pides, pues si bien es verdad que muchas veces se las cortamos, con todo nos orde- (1) Cclano:. Vid,a Segunda, Segunda parte, cap. I, núm. 28.-San Bue– naventura: Leyenda, cap. XI, núm. 10; (2) Celano: Vida Segunda, Segunda parte, cap. I, núm. 31.-San Bue– naventura: Leye11da, cap. XI, núm. 8.

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