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- 188- en 1 la misma y coman y belban lo que les fuere ofrecido. No resistan a'.J ma1 que les hideren; mas si alguno les hiere en una mejilla, ofré~caniI,e la o·tra, y a quien les quisiere tomar el vesti_do o ila túnica, no se lo prohiban. Den a toldo ell que ,les pida, y aunque les tomen sus cosas, no les demande •en juicio." Con estas disposkio– nes no es posfüle se altere 'la ,paz. Asimismo, en e'1 capí1tulo III de l,a Reg;la seguntda, se expr.esa en estos térnninos: "Aoonsejo, amonesto y exhorto a mis Frailes en el Señor Jesu1cristo, que ,cuando van por el mundo, no ;litiguen ni contiendan con palabras ni juzguen a los otros; mas sean benigqos, pacfücos y moderados, m2.n– sos y humildes, y hab'len honestamente a toldos, s,egún conviene... Y en cualquiera ,casa que entraren, digan primer.amente: Paz sea en esta casa. T,ambién en su Testamento dke: "Eil Señor me ha revefado que debe– rnos usar este modo de saludar: El _Señor os dé paz. Finalmente, el Santo llama bienaventur,ados a los pací– fkos, por;que ellos serán llamados hijos de Dios. Son verdaderamente pacfücos aquellos que en itodas fas cosas que .en este siglo padecen por amor -de Nuestro Señor Jesu,cr.isto, 1cons•ervan la paz en el cuerpo y en el ailma." Verdaderamente, que toída la doctrina y los ejemlp'los del Santo Patriar,ca nos da respecto de la paz, constituy,en un arsena1l die teología ascética mística, don– de se apr·ende a renunciarse a sí mismo para conservar esa joya, que se destruye y desaparece con el or,gullo y la soberbia ( 1). 189. Sosiega el Santo una diferencia entre el Obis– po y los Magistr.ados :de Asís. Pow después de haber compuesto el Cántico del Sol, se suscitó. entre el Obispo de Asís y los Magistrados de .Ja dudad, un Htigio, y e1 disgusfo llegó a tal ex– tremo que el preilaido puso en entredkho a los Magis- (1) Regla Primera, cap. XIV; Regla Segunda, cap. III; Testamento del Santo.-Quaracchi: Obras de San Francisco, Amonestaciones, capí– tulo XV.

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