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- r79- con0icía asomarse a ella en su pensamiento, volaba al instante a la oradón, porque deda: "Cuando e1! siervo de Dios se si,ente coniturbado por ·a¡Jguna 'cosa como puede suceder, debe aicudir próntamente a la oración y penmanecer en la presencia del Padre celestia,l basta comprobar qu,e le es rdornada fa alegría de su saluid; pues si se entretiene la tristeza, el babilísimo demonio i'· se siente con foei:zas, tanto que si no se a1ejq con 1á– grimas, engendra en el corazón una pereza continua". Sapientísima y prádirca .iJercción que nos da este gran , mfatko! L1e,cdón que deberemos poner en práctiica .con frecuencia, si deseamos safü .vidodosos ( 1). 181. La música prnporciona ·alegría y descanso. Esitanrdo el Sa111to gravemente oprimido por sius en-– fermeda:cles, deseaba oír a}gún instrumento de. múska para re1crear a:Jgún tanto su espíritu. Con este objeto. llamó a uno de sm 1 1 eiligiosos, que en el s~g:Jo harbía sido cifariS1ta, y le dijo: "Hermano, 'Jos hijos de este mundo no e11rtien1dei:1 los secretos divinos. La vo1Ju,ptuosidad hu– mana uti,Jiza los i,nsfrumenfos de múisica, inventados en otro tiempo para las divinas ala·banzas, únkamei:lte para solaz de ·,los oídos. Desearía, pues, que pidiendo pres– tada en secreto una cítara, la trajeras aquí, y en1onan– do una honesta ,canción, propordonaras ailgún des1can– so a este mi cuer,po lleno de iddJo1,es". A lo que repfü:ó el reld,gioso': "Me da mucha v:engü<enza, Padre, pedirUa, por temor de que sospechen los hombres que yo he sido V'enddo por liviandad". Eintonces repuso e,l Santo: "De– jénwsro ,pues, es convenienti abstenerse de muchas ca:.. sas para no pender ,el buen nombre". La noche s•iguiente, esta111do despierto ,el Sarnto. y abismado en e'levatdísima con;templaición de Dios, resonó repentinamente una cí– tara de armonía admirab'le y de du1lds,ima melodía. A na,cti,e se veía, mas las vibradones de los sonidos indi– caban que e1l citarista pét!seaba de una a p,tra par.fe . (1) Celano: Vida Segunda, Segunda parte, cap. XI, núm. 125.

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