BCCCAP00000000000000000000594

1 75 - el~ nosoitros si en medio de la prueba sabemos resisfü con padencia, imitando a tan buen maestro ( 1). 175. De cómo deben sufrirse los dolores de la en– fermedad. Dioe San Buenaventura que queriendo Dios fuese col– mado e,] s-eráfko Patriarca, de aquellos, méritos que re– sultan de .Ja padenda, le ej 1 erdtó con va11ias enferme– dades tan graves, que apenas se podía hallar parte aa– guna de su cuerpo en que no padedese dolor,es muy vidlentos. Redujéronse éstos a tal estado, que no tenía más que piel y huesos, hahiéndo,seile .consumido casi toda la carne. A sus máJS. sensib:Ies penas no fas daba el nom– br,e de penas, sino de hermanas, por dar a entender cuán agradables le eran. En ef:ecto, ha:bi,endo determinado los médk:os someter élll Santo a un cau,teriio, como me– dio .únko para la enfermedad de 1a vis·ta, que había contraído por e1J continuo llarnto, sometióse humi ;J.de y pacientemente a la operadón. Cuando vió e,l hierro can– dente, comenzó a hablar con el fuego, como si fuese su íntimo amigo, diciéndole: "Hemnano mío, el Señor te crió la más úti1l, bella y poderosa entrn todas las e0isas para expresar la he11mosma: sé para mí p1I'opicio en esita hóra, sé compasivo. Pido al Señor, que te crió, se rl1igne templar para mí tu ca1!or, a fin de que pueda sufrirte cuando me quemes suay,emenfo". Luego hizo la señal de la cruz sobre eil fuego hecho as,cua, y s•e pr,eparó con valor a sufrir sus rigores. penetró el Merro candente en aquella carne tierna, y el cauterio se extendió desde la,s oPejas hasta la:s cejas. Eil mis11110 Santo expresó e1 d01lor que Ie había produddo aquel f,uego: "Aila1bad ar Señor, hermanos míos caríisimos, pues en Vie11dad os digo que .ni he s 1 entido el calor del f<uego, ni ex,perimenté dolor alguno en el cuerpo". Y vol:viéndose a 1 ! méldico, le dijo: "Si todavía la :eame no .está bien quemada, vuelva 01tra Viez al cauterio". Ante este hecho, San Buenaven-· (1) Wadding: Obras de S,an Franéisco, Apotegmas LVI-LVII.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz