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- 169- Por úiltimo, a faifa de otras razones, basta considerar que a ejempfo de Crisito es más convení,ente obrar que ei11Sieña1r; y ha,oer y en.señar a un mismo ti<eimpo". Sabia lección que prelados y prndkadores no deben olvidar, a firt de santifiicar las ailimas que les son encomendadas con santos ejeimpllos, porque e1J que predi,ca la virtud y sus obras no corresponden a las pa,labras, es como campa 1 na que suena y nada más ( 1). 166. Un sermón elocuentísimo. Hada tanta ;cu,enta el seráfico Padre del buen ejem– p1!0, que no e>esaiba de pr,eidka,r y aconsejar esto mismo. Un día, queriendo confirmar con !.a obra lo que tanto aiconsejaba, díjole a su compafrero: "Vamos a pred~– car". Y sailió con él. D,espués de haber dado una vuelta por la ciudad, se vo,lvió al! convento. Pero Padre - le , dijo. eJ compañero-, ¿no vamos a predkar? - "Ya está he:cho el se11món" - ,J,e respondió el Santo. Quería dar a e111ten1der que la modestia r,eJ!igiosa con que fue-• ron por las calles había sido un sermón muy bueno pa:ra to:da la ciudaid. En ,efocto, un exterior humilde y morfüi– caido mueve a1l pueblo a fa devoción y al 1diesprecio del mundo, lo excita a la compundón de sus pecaidos, y a 1'evanfar su corazón y sus deseos a las cosas de1 cielo. ES1te es un sermón mudo, que hace r ,egulairmen.te más fruto que los más sublimes y elocuentes (2). 167. Maldice el Santo a los que dan malos ejem– plos. Habiénido:le llamado la aitendón e1l obispo de Fundí sobre la conducta de dos réligiosos, que con pretexto· ' de más amtieridad introdudain 110'v,edades en .la Orden con esicá1111dalo de no pocos, e1l San.to, puesto de pie, con las manos levantaidas en a.J.to y arrasél!dos sus ojos en lágr.i1111as, exc:lamó: "Señor Jesucristo, que esco,gis,te (1) Wadding: Obras de San Francisco, Oráculo VI. (2) Chalipe: Vida de S,an Francisco, lib. V, cap, XXVIII.--Rodrí-– guez: E.iercicio de perfección_ cristiana.

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