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- 166 - dicación y la sobreabundancia de sus ejemplos. Cuantas veces se le reprendía el rigor de su vida, respondía: "Que él había sido dado a la Orden para ejemplo, como el águila enseña a sus poUuetJos a volar". Y si bien su inocepte carne espontáneamente se sujetaba al espíritu y no necesitaba cas~igo por sus pecados, no obstante, para dar ej, emp.lo , renovaba en ella los tormentos, y únicamente por esto seguía los caminos de la mortifica– ción. "Porque si hablase - decía e!J Santo - mejor que los áng,eles y los hombres y no tuviese caridad en mí mismo, ni a mí, ni a los demás aiprovechara nada". Con la obra jPadre Santo! - exclamaba Cela.no - predicabas suavemente, persuadías más fadlmente y los animabas con mayor s 1 eguridad ( 1). 162. Quiere el Santo que los religiosos se ejerciten en buenas obras. Considerando el Sainto Pa1triarca que la ociosidad es madre de t◊1dos lois vidos, que a1l ocioso no le ha de fa'lta•r tentador y que éste será éil mismo, quería que los religiosos estuvies,en santamernte o.cupardos. Un día que vió unos religriosos que estaban ociosos, y a otros que trabajaban con cierta desgana, les dijo: "Los pere– z;osos y no aplicados con gusto y humildad arl trabajo, seréis lanzados pronto de la boca de Dios. Así, pues, qui<ero que todos los religiosos trabaj,ern y se ejerciten humildemente en buenas obras, para que sean menos gravosos al pueblo y ataj,en los mailes del corazón y de la lengua; quiero esto para que no se entretengan en malos pensamientos, ni en la fama rde otros. Mas los que no saben trabajar, aprendan, y la paga o la recom pensa del trabajo no se distribuya según el talante del que trnbaja, sino según lo disponga el Ouamdián o Pre- 1,ardo". Esto nüsmo aconseja en su Testamento, diciendo: "Y y,o con mis manos trabajaba y quiero trabajar, y los (1) Celano: Vida Segunda, Segunda parte, cap. XIX.

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