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- 143 ·- oración." Asimismo exhortaba a los religiosos a que se consagrasen a la oración. Cuando oraba en ,los bosques, los demonios le daban muchas veces terribles asaltos para aipartarle de la oración; mas él, fortalecido con el auxilio. del cielo, cuando eran más vehementes los asal– tos del enemigo, otro tanto ·aparecía más firme en· la virtud y más fervoroso en la oradón, didendo lleno de confianza aquello dd sa,lmista: "Defiéndeme, Señor, bajo la sombra de tus alas, de la :presencia de aquel)()s que me llenaron de aflkción." (Sa,lm. XVI, 8-9.) Luego, dirigiéndose a los demonios, les decía,: "Espíritus' ma– lignos y perversos, atormentadme cuanto podáis; que nunca podréis más de lo que os permita el Señor. Por mi parte dispuesto estoy a sufrir con sumo gozo cuanto él qítiera consentiros." Los demonios, no pudiendo so-– portar tan admirable consfancia, huían llenos dé furor y rabia (1). 138. ba oradón es medio de obtener todas las gra– cias. Era tal el conocimiento que el seráfico Patriarca tenía de las dulzuras y frutos de la or,aieión mental, que no dejaba pasar ocasión ni coyuntura para exhortar e ins-. pirar su amor y práctica a ,los reliigiosos, los cuales se aprovecharon tan bien de sus lecciones, que la ,mayor parte llegaron a ser hombres espirituales y contempla– tivos; _así decía: ''..Un religioso debe desear tener prin-· cipalmente el espíritu de oración. Yo creo que sin éste ni se pueden obtener gracias particulares de Dios, ni hacer gran progreso en su servicio.. Cuando se sienta. tristeza o turbación, es necesario recurrir inmediatamen– te a la oradón, y estar delante del Pa:dre Celes-tial, hasta que conceda el gozo de la sa:lvación. De otra suerte se vive triste y turbado. Tal disposidóµ, que viene de Ba--– hilonia, irá creciendo y producirá orín, cuando no se (1) Cel.ano: Vida Segunda, cap. VH, núm. 94.-San Buenavent,tra:· Leyenda, cap. X

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