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- 1 39 - -obediente: no juzga porque le muevan de un lado a otro; no se preocupa del lugar en que le colocan; no insta porque :ie cambien de un convento a otro; si es elevado a uµ oficio honroso, conserva su acostumbrada humildad, y' cuanto más honrado se ve, tanto más in– digno se juzga. de todo honor." Como se ve, el retrato es de mano maestra, y con tal maestro no podía menos de haber buenos y santos discípulos, como fueron aquellos primeros compañeros, del Santo Patriarca ( 1). 133. Admirable y edificante obediencia del Santo. Afirmaba el seráfLco Padre que cuantos someten su cuello al yugo de la obediencia 1 no cesan ni un momen– to de acumular mas y más méritos. Consecuente con lo que enseñaba, 1prefjrió siempre orbedecer/a mandar, y así renunció el genera.:Iato de fa Or,den, y pidió un guardián a quien tener que respetar y obedecer como prelado. Así, pues, dijo a Pedro Catáneo, Oenernl de la Orden: "Ruégote, por amor de Dios, que en representación tuya de.legues a uno de mis compañeros a quien como ·a ti obedezca con rendimiento, po,rque sé cuál es el mérito de la obediencia y para quien sabe sujetarse al yugo de otro, no pasa un instante de tiempo sin su ganancia." Aceptada su petición, permaneció en todas partes slÍlb– di~o hasta la muerte, obedeciendo s,iempre con rendi– miento al propio guarid1ián. Más aún, en los viajes siem– pre procuraba 1prometer y gual'.dar obediencia al r,eiligio– so que .Je acompañaba. Llevado de igual espíritu y ha– blando con sus compañeros, les decía: ."Entre fas gra-:– das que el Señor ipor su soberana bondad se ha dignado concederme, una de ellas es, que con la misma dHigente solicitud obedecería a un novido recién entrado en la Orden, si me lo diesen por guardián, que lo haría con un religioso el más antiguo y !benemérito." Con estos .admirables ejemplos confirmaba el seráfico Padre cuan- (1) Celano: Vida Segunda, Segunda parte, cap. XV, n(1m, 152,-Sait Buenaventura: Leyenda, cap. VII, núm. 4.

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