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- 138- consumado asceta no diría más. "Es perfecta la obe– diencia con que el religioso ,deja de hacer lo que ve para sí mejor y más prudente, por cumplir el precepto del superior, aunque .lo juzgue menos recto y conveniente. En lo •cual adquiere gran merecimiento cuando despre– cia su propia voluntad, obedeciendo, no a su voluntad, sino a la volunfact ajena. El que se rinde y obedece de veras al pre<lado, se somete al mismo Dios y al ,prójimo .da un ejemplo notable. La obediencia más perfecta se olvida totalmente de la carne y de la sangre. No debe el perfecto obediente esperar a que se le imponga el mismo precepto segunda o tercera vez. El que no obe– dece prontamente, ni teme a Dios ni respeta a lo:, hom– bres, sino tiene v.erdadera causa para sustrnerse a la obediencia. Es fertilísimo el fruto de la obediencia; por– que wl verdadero obediente ningún instante se le escapa sin ganancia." Excelentísima doctrina para cuantos pro- fesan obediencia ( 1). , 132. Cuadro y r,etrato que hace el Santo de la obé– diencia. "El súbdito-dice el bienaventurado Padre-no debe considerar en su prelado a un hombre, sino a aquel por cuyo amor quiso someterse a;l yugo de la obediencia; pues, cuanto más despreciable es por sí mismo el que manda, tanto es más agradable a .Dios la sumisión del que obedece." Habiéndole preguntado en cierta ocasión quien debía ser tenido por v.erdadero ,obediente, satisfizo la pregunta proponiendo como ejemplo, el símil de un cadáver. "Tomad-decía- un cadáver y ponedlo donde queráis; veréis cómo no rehusa cualquier lugar, cómo no murmura, aunque le mováis sin cesar y cómo no se queja por verse enteramente sólo. Si lo colocáis sobre una cátedra 1 no dirigirá sus ojos a lb alto, sino a lo más bajo de ,la tierra; si lo aidornáis con vestidos de púr,pura, no haréis sino aumentar su palidez. Tal es el verdadero (1) Obras de San Francisco, fragmento de iin sermón.

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