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-128- biendo conocido Francisco el estado del religioso, le llamó y al punto quedó li:bre, y presentándose el reli– gioso, le dijo: "Ayer tarde, cuando rezaba Completas, claramente ,conocí. que el diablo había entrado e,n tu ce,Jda. Es muy astuto---lprosiguió el Santo--y de sutil ingenio, nuestro enemigo, ,pues cuando no puede dañar en lo interior de ilas almas, ofrece al cuerpo la 9casión de murmurar. Estemos, pues, alerta y huyamos de todo aquello que no pide la necesidad, pues la antigua ser– piente huye del hombre desnudo y austero, así como suele hallarse junto a los regalados leohos." Si e,l reli– gioso, pues, conoce que el diablo se esconde debajo de una almohada de plumas, conténtese con reclinar su ca– beza sobre la paja (1). 121. Enseña cómo debe ser castigado el cuerpo. "Hay muchos-dice el Santo Patriarca-que, cu.ando pecan ,o reciben injurias, muchas veces dan la culpa al enemigo o a su prójimo. Mas no es así, porque cada uno tiene dentro de sí mismo a su enemigo, conviene saber a su cuerpo por quién peca. Y por esto será bien– aventurado aquel siervo que tuviere siempre sujeto a ese enemigo entregado a su poder, prudentemente se re– catare siempre de él; porque si esto hiciere ningún otro enemigo visible le podrá dañar." Perfecto maestro del más puro asce.tismo se presenta el seráfko Padre, en la doctrina que· antecede, como asimismo revela un pro– fundo conocimiento del corazón humano, que en todas las cosas quiere tener razón y trata de justificar: sus in– justificables actos, cuando debiera examinarse a,simismo, para ver que el origen de1 mal lo lleva encima, y no trata de justificarse echando fa culpa a los demás (2). 122. Enseña cómo debe recibirse la corrección. El penitente y mortfücado Padre, celoso del bien es– piritual de sus hijos, no contento con el ejemplo cons- (1) Celano: Vida Segunda, Segunda parte, cap. II, núm. 64. ·(2) Opuscula Sancti Fancisci, Admonitio X.

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