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- II7 - Santo montado en un jumentillo, por causa de su mucha debilidad y continuas enfermedades que 1'e impedían hacer fos caminos a pie, junito a un campo donde se ha– llaba ti-a,bajando un ;pobre labriego, salióle éste a4 en– cuentrn y con mucho interés le preguntó si acaso él era fray Francisco. Habiendo recibido. respuesta afirmativa, continuó ,el labriego: "Pues cuidad de ser tan bueno como. dieren las gentes, que eres, porque muchos hay que confían en ti. Por esto te aviso, para que nunca seas lo contrario, de lo que eI mundo cree." Al oír el Santo esta reconvención, descaba!Jgó del jumento, y puesto de hino– jos ante el ,labriego, besó humi,ldemente sus pies, dán– dole gracias porque se había dignado amonestarle. Siendo nuestro Santo fan grande delante de Dios, que lo había escogido para obra tan extraordinaria como la de reformar el mundo; siendo iigualmente tan grande ante los hombres, que todos veían en éll a un enviado del ciello, lleno de grandes virtudes, y de una aquilatada santidad, reputábase como el más vil de todos los hom– bres ( 1). 11 L Se juzga el más pobre y más vil de los hombres. Gran protector de San Francisco y su Orden fué el Cardenal Hugolino, y, por lo mismo, quería el Santo que todos sus hijos le considerasen como a su pastor, y é:l mismo le amaha tiernamente, dándole muestras de pro– funda sumisión. Un día, sabiendo que el cardenal iba a hacerle una visita, huyó y fué a esconderse en la esp,esu-• ra de un bosque. Hízol~ ,buscar el cardenal, y aun el mis– mo fué a buscarle, y luego que le hubo hallado, quiso saber por qué hacía huído. "Señor y padre mío-respon– dió el humilde Francisco-, así que supe que qeeríais h'Onrar con vuestra presencia al más pobre y más vil de todos ,Jos hombres, como lo soy yo, me llené de confusión, considerando mi bajeza y hallándome indigno de recibir un honor tan grande, porque os venero como a mi ,señor (1) Celano: Vida Segunda, cap. XIV, núm. 141.

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