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- II6- tísimos varones, pero no desistió de su proye::::to. La Igllesia ha seguido el dictamen de aquel gran hombre, que después fué Gregorio IX, creando obispos y carde-, nai!,es de una y otr,a Orden, y aun elevando al solio pon– tificio a algunos de sus religiosos ( 1). 109. La humildad le hace desatender sus propias ne– cesidades. Era el seráfico Patriarca tan amigo de la verdad, que por nada quería eX)poner a ,los fie1e•s a que quedaran en– gañwdos. Así es que nada quería hacer en privado, que no ,pudiese hacer en público y que no correspondiese a1 concepto que se tenía formado de su santidad. Obligado a comer por sus ,enfermedades un poco de carne en la cuaresma que media entr,e Todos los Santos y la Nati-:– vidad del Señor, se a,cusó delante de los fieles de una gran relajación, y decía: "Quiero vivir en las ermitas y demás lugares solitarios, como si todos me viesen; porque si cuando los hombres me tienen en gran con– cepto, yo no vivo como ellos creen, sería reo de vergon– zosa hipocresía." Además, habiéndole aconsejado el vi– cario del ,convento que se dejase forrar la túnka con una pi-el de zorra para que le ,calentase el estómago, que se le había debiliitado mucho a causa de las enfermedades, respondió: "No tengo inconveniente, con taJ que pongas otra por fuer.a, para ,que todos s•epan la que va por den-– tro." Como no se aceptó la condición, tampoco se colo– có aquel forro (2). 11 O. Se humilla ante un artesano. No solamente nuestro bendito Santo se humillaba an,te los grandes, sino también ante los pequeños, y aun estaba más dispuesto a recibir fa correcdón de los igua– les e inforior,es. En efecto, cierto día pasando nuestro (l) Algunos niegan que esta escena tuviese lugar en Perusa, que– riendo que sea Roma. Celano dice que fué en Roma, y a su dictamen nos atenemos, por ser contemporáneo del Santo. Vida Segunda, capí– tulo XVI, núm. 148. (2) Chalipe: Vida de San Francisco, lib. V, pág. 527.

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