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- II3 - lado, voy a Caipítulü, y en éil pr,edko y amonesto a mis relli,giosos, los cuales al fin .de la plática, haMando con-• tra mí dken: "No nos conviene tener tal superior, por– "que es un hombre sin letras, de ruda expresión, idiota "y simple, y, por último, me arrojan con vi 1 li,pendio y me "veo despreciado por toldos." Te digo, en verdad, que si no oyese todos estos improperios con igual serenidad de rostro, con la misma alegría del alma y con igual tranquilidad de espíritu que si fuesen alabanzas, n~ se– ría ciertamente Fraile Menor." Véase con esto cuáú fa– rnHiar le debe ser a u.n hijo de tan gran Padre la hu– mildad. Por consiguiente, un reiligioso menor, altivo y orgulloso, dista mucho, según el dictamen de,l siervo de Dios, de ser un buen Fraile Menor ( 1). 106. Máximas del Santo sobre la humildad. Deseando que sus hijos se mantuviesen siempre con el espíritu de humHdad, quiso que se llamasen Menores, para que,. reconociéndose siempre pequeños, jamás lle– varan a mal e1l que. alguien los tuviese en menos. A los mismos suiperio•res les dió el tí.tu.lo de ministros, para que tuvieran presente que en todo tiempo habían de ser humildes servidores ¡:le sus súbditos, y así, mientras fos súbditos se httmirllasen ante ellos venerando 1-a digni– dad, ellos se humillasen entre los súbditos sirviéndoles y socordéndoles en todas la~ necesidades. A fin de que sus religiosos fuesen humildes, solía re– petirles con frecuencia algunas máximas como éstas: "Bienaventurado aquel siervo, que sufre con manse– dumbre ser reprendido, que confiesa humilldemente su faifa y hace humilde penitencia de ella, que recibe con humildad la reprensión y ,sufre el rubor de una falta de que no es cul1pahle. Bienaventurado el religioso que no ha deseado el puesto elevado que ocupa y desea es– tar siempre a 1Jos pies de otro. Infeliz aquel religioso que, elevado por los demás a algún puesto honroso, no (1) San Buenaventura: Leyenda, cap, VI, núm. 5. Fisonomía y espíritu...-8

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