BCCCAP00000000000000000000594

- 103 - le mrndó fuese por el mundo a pr,edkar penietencia, y que a los hermanos Iegos que le habían acompañado les hiciesen en la cabeza unas pequeñas cownas, para que, más litbr,emente, pudie11an predkar por todas partes _la divina palabra (1). 97. Aprecio que el Santo hacía de la pobreza. La extremada pobreza, practicada por Nuestro Señor Jesv..1cri1sto y su Sa:ntfsima Madre, era el espejo én. que t-e mira,ba el seráfi,co Padre; de a1quí que ella fuesé su constante obsesión y el idea1I de toda su vida. Así es. que en la magna empresa que se propuso de reformar la sociiedaid, es l1a pobreza e.J sello con que quiso que se di5tinguiese siempre su ob_ra. Por tanto, habiendo con,.. fi:-maido sus ens.eñanzas con multitud de exhortaidones y oóra:s, en la hora de su muerte condernsa su esipíritu y SCT doctrina en esfa,s' memorable 1 s palabras: "Guárdense J.::>s frai1Ies que en ninguna manera: reciban las iglesias y ca:Sas, que para ellos fueron hechas, sino fu,eren comq có1w,iiene a fa santa pobreza, :la cual habemos pr,ometido ·Je guardar siempr:e, siendo en ella huéspedes, como pe– regrinos y extranj<eros." Unánimemente nos recuerdan sus ,biógrafos, que hasta su muerte no usó· má:s que una pobrísima túniica, y que en todo tiempo se negó a sí todo lo que no ·J,e era in:dis,pensabiemente necesario. En a'Sunto _de pobreza no quería ser menos que ningún otro, aunque se teníai por el úl,timo de todos. Cuando veía a algún pobre peor vesti,do que éil, se ,reprendía a sí mismo. Hallando .un día a un, pobre casi desnudo, dijo a su compañ 1 evo: "Ve a,quí un pobre, que nos aver– güenza. Nosotros hemos elegido la, ,pobreza para que fuese mayor nuestra riqueza, y ve cómo éste se nos adekrnita." Bn :cuanto a I,a comida, lie era ruáis sabrosa la quie mendigalba de puerta en puerta, que la que le ofrecían espontáneamente. C(>n l;os ojos arrasado,s en (1) San Buenaventura: Leyenda, cap. HI.-Celano: Vida Segunda, cap. I, núm 16

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz