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- 102 - vo la siguiente respuesta: "Francisco, ve al Papa y le hablarás de la siguiente manera: "Santísimo Padre, vi– "vfa en el desier.to una muJer pobre, pero hermosa.. Con "su eXJfoemada belleza ca:utivó el corazón de cierto rey. "Este la tomó por· esposa, y ella le dió algunos .hijos "hermosísimos. Cuando hubieron. éstos crecido y posdan "la educación correspondiente, reuniólos su madre y les "habló así: "Hijos míos, no os av,ergoncéis de ser po– "bres; recordad que todos sois hijos de un gran rey. "Id confiadamente a su palacio y · pedid cuanto nece– "sitéis." AqueUos hijos fueron al rey, el cual a:l punto "reconoció su ~emejanza en sus hijos y la hermosura y "belleza de su madre, por lo cual les dijo plaoentero: "Yo, en verdad, os reconozco como hijos míos y os tra– "taré como a fanliilia real, porque si cuido de alimentar "a mis siervos y exfraños, ¿con cuánta mayor solidtud "no cuidaré de vosoitros y os. sentaré a mi mesa? Este "rey, .Santísimo Padre, es Cristo Señor Nuestro, dueño "del cielo y de la tierra; la pobre mujer del desierto es "fa santa pobreza, y esos hijos hermosos somos nos– "otros, los pabtres evangélicos. No es de temer, San,tí– "simo P,adre, que perezcan de hambr,e los hijos y here– "deros del Rey de los cielos, los cuales, nacidos a ima– "gen de Cristo Rey, de un.a madre pobre por virtud del "Espíritu Santo, han de ser engendrados por el espíritu "de pobreza, •en una religión sumamente pobre. Pues si "el Rey celestia,l promete a sus seguidores 1a posesión "de un reino eterno, ¿·cuánto más seguros podemos es– "tar de que nos dará ,también todas aquellas cosas que "de ordinario no niega ni a los buenos ni a los malos?" Habi'endo oído el Wcario de Cristo esta parábola y su intenpreta,ción, se admfró en gran manera, y se persua– dió que, sin duda alguna, Cristo habíá hablado por boca del humilde Francisco. Por lo cual aocedió a la petición deel Santo, y de allí en adelante lo amó con especial ter– nura. Le concedió, por tanto, la aprobación de la Regla y